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Enseñanzas del silencio de Moratiel

18 de febrero de 2017 libro moratiel silencio

  El jueves por la tarde en Madrid se presentó el libro Enseñanzas del silencio de Moratiel, de Alicia Martínez, bióloga y discípula del padre Moratiel, creador de la Escuela del Silencio. En el acto acompañaron a la escritora el prior de los frailes dominicos de la provincia de Hispania, fray Jesús Díaz Sariego; y la colaboradora del libro y profesora de filosofía, Dña. María Toscano.

  El libro publicado por Desclée De Brouwer no es el primero que publica la editorial sobre el padre Moratiel. José Fernández Moratiel desde el silencio, La sementera del silencio o La alcoba del silencio son otros títulos.

El silencio es el arte de vivir

  Díaz Sariego destacó que el libro tiene que ver mucho con lo que fue la figura del padre Moratiel, su persona, su espiritualidad, en torno al vocablo silencio. Destacó la gran complicidad entre el maestro (Moratiel) y el discípilo (Alicia Martínez) sobre todo en la forma de entender la vida a través del silencio. “El silencio es el arte de vivir” decía Moratiel. Para el provincial dominico “el silencio como arte de vivir tiene sin duda una doble finalidad: una estética, que nos aproxima a lo bello de nuestro mundo interior y del mundo exterior; y una comunicativa, ya que a través del silencio se expresan ideas, emociones, mundos, un lugar para acercarse al otro”.

  Tras Jesús Díaz Sariego fue el turno la profesora de filosofía María Toscano, colaboradora del libro y gran estudiosa del pensamiento místico. En su intervención reflexionó sobre el significado del silencio. Según la profesora “el silencio no es estar callado, es una actitud interna del ser humano que conecta con una realidad nuestra que es lo que realmente somos”. Para concluir quiso recalcar la importancia del silencio: “la aceptación de la doctrina se acepta con la cabeza, con el entendimiento, mientras que la aceptación del misterio de Dios se acepta en el silencio del alma”.

  En último lugar intervino la escritora. Alicia Martínez quiso recordar la figura del padre Moratiel, fallecido en el año 2006. Citó palabras que algunas personas dijeron sobre él: “un hombre fiel a sí mismo y que siempre destacó por tener mucho criterio. Él nunca estaba allá cuando tenía que estar aquí”.

  Alicia explicó que el libro procede de las palabras de Moratiel a través de los encuentros de la Escuela del Silencio. De alguna manera la escritora se dio cuenta de que de tenía un tesoro entre sus manos. Decidió entonces agrupar las enseñanzas del dominico y extraer las leyendas que contaba. “La escuela del silencio no era un lugar donde se nos enseñara, ya que para Moratiel el silencio no es algo que nadie te pueda enseñar, no es un saber nuevo, es simplemente la escucha del propio corazón”.

  La autora de Enseñanzas del silencio de Moratiel concluyó su intervención definiendo el silencio como un camino personal, en el que es posible adentrarse, disfrutándolo y dándose cuenta de que es un camino que lleva a la plenitud.

"Las enseñanzas de Moratiel nos sitúan en el camino de regreso a casa sin más guía que el propio corazón, ninguna otra cosa es necesaria. Es una invitación a caminar sin afanes, aligerados de todo y confiando en que lo que nos condujo hasta aquí, nos llevará, de seguro, a lo que somos"

(del prólogo de Javier Melloni)

Alicia Martínez

  Sevilla, 1960. Bióloga de profesión, comienza desde muy joven a dedicarse a la pintura y más tarde se adentra en la poesía, la narración y en la escritura de artículos de reflexión. En 2015 publica su primer poemario El brotar de la luz (Editorial Karima), que recoge su obra poética entre 2000 y 2015.

  Asiste a los retiros de la Escuela del Silencio del padre Moratiel desde el año 1999 hasta su fallecimiento en 2006. De esta participación, fundamental en su vida, surge la presente publicación.

Padre Moratiel

  José Fernández Moratiel nació en Santa Olaja de Eslonza, provincia de León, el día 17 de marzo de 1936, en el seno de una familia profundamente cristiana. Sus padres Arsenio y Cándida, entrañables, acogedores, sobrepasaron los 90 años.

  José (o Pepe, como le llamaban en familia) ingresó a los trece años (1949) en la Escuela apostólica de Corias (Asturias) donde cursó los cinco años de estudio que a la sazón se exigían para acceder al Noviciado. El año de Noviciado que se iniciaba con la imposición del hábito de la Orden, transcurrió en el Convento de San Pablo de Palencia, en el curso 1954-1955, año en que hizo su consagración al Señor y a la Iglesia como dominico. Se trasladó al convento de Las Caldas de Besaya para cursar los estudios de filosofía y al término de los mismos hizo su profesión solemne el año 1958 e inició los estudios de teología en el convento de Salamanca. Cinco años fecundos, como la semilla que cae en tierra buena y va fortaleciéndose en sus raíces, años en que maduró y se enamoró de la fraternidad dominicana, anhelando llegar a lo que llevaba ya en su corazón, la gran fraternidad evangélica, acercarse a todos con un corazón grande de “hermano” (ya en la comunidad se le conocía como “el hermano”). El año de 1962 fue el año de su ordenación sacerdotal y el año 1963 salió ya destinado a ejercitar su alma de apóstol a través de la predicación. Trasna primera y corta experiencia en Valladolid, regresó a Salamanca para colaborar en la formación como ayudante del padre maestro de estudiantes y, por fin, en 1968 llegó a Pamplona, el que sería su convento hasta el momento de su muerte en el año 2006.

Más información: enlace al libro

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