Fin de curso de la Escuela de Teología Fr. Luis Urbano en Valencia
19 de mayo de 2017El pasado día 10 de mayo fray Martín Gelabert Ballester, con su conferencia "A los 500 años de las tesis de la Reforma: desencuentro y encuentro. ¿Cómo nos salva Dios?", clausuró el curso 2016-2017 de la Escuela de Teología Fr. Luis Urbano que los dos conventos de la ciudad de Valencia han organizado por segundo año consecutivo.
En el curso se impartieron las tardes del día miércoles en el Salón Bona Gent y de acuerdo con el calendario académico, dieciocho conferencias de temática bíblica, dogmática, moral social e histórica eclesial, a cargo de Rafael González Blanco, Alfonso Esponera Cerdán, Martín Gelabert Ballester, Vicente Botella Cubells, José Ramón López de la Osa y Amparo Olivares. Dichas reuniones, como ya en el curso anterior, contaron siempre con la presencia de más de setenta personas.
Fray Luis Urbano
Fray Luis Urbano Lanaspa nació en Zaragoza en 1882 y en 1898 ingresó en los Dominicos. Fue destinado a Valencia, donde desplegó su actividad como “predicador, profesor, editor, director de almas y promotor de la beneficencia social”.
La Orden le otorgó título de “Predicador General” y de “Maestro en Teología” y el rey Alfonso XIII lo nombró “Predicador de Su Majestad”. En 1936 tuvo que dejar su convento y se alojó con familias amigas, hasta que fue arrestado y fusilado. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.
La docencia en la Orden de Predicadores
Nuestro gran empeño en el estudio de la Teología está íntimamente ligado a la docencia. Algunos hermanos tienen la responsabilidad de ayudar a otros a estudiar Teología. Por eso la Orden de Predicadores cuenta desde sus inicios con grandes maestros en esta rama del saber.
Obviamente, no nos limitamos a estudiar Teología. Hay dominicos expertos en otras muchas disciplinas. Pero podríamos decir que ésta es nuestra especialidad, aquello en lo que ponemos un especial interés. Aunque la mayoría de los dominicos no acaban siendo profesores, pues, entre otras razones, nuestra misión es mucho más amplia que la docencia, en nuestra formación se nos prepara para ser “teólogos”, es decir, conocedores de la ciencia de la Sagrada Teología.
La docencia en esta materia tiene algo muy especial que la diferencia de cualquier otra: su carácter sagrado. Cuando damos clases de Teología no trasmitimos solamente un saber humano, sino sobre todo un saber divino. Somos trasmisores de lo que Dios ha revelado a los seres humanos. Y todo eso determina mucho nuestra experiencia espiritual. Una experiencia que, de un modo u otro, sale a relucir en nuestra docencia.
El buen profesor de Teología ha de intentar ser un buen conocedor de Dios no sólo con la inteligencia, sino sobre todo con el corazón. Es necesario que sea un hombre de oración. Alguien entregado en cuerpo y alma a Dios.