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Peregrinación del estudiantado de las provincias de España a los lugares dominicanos del sur de Francia

6 de mayo de 2014

Peregrinación estudiantes dominicos a FranciaDel 21 al 25 de abril, los frailes del estudiantado interprovincial (JIP), junto a los formadores, realizamos un viaje por el sur de Francia, recorriendo los lugares dominicanos. Esta visita, a los orígenes de la fundación de la Orden de Predicadores, ha sido una ocasión para renovar nuestra vocación dominicana y fortalecer nuestro compromiso de seguimiento de Jesús, a través del carisma de Domingo de Guzmán.

Nos acompañó como guía fr. Julián de Cos, conocedor de la región y de la historia de la Orden, y que durante tres años fue capellán de las monjas de Prouilhe, en cuya hospedería fuimos acogidos. Nuestra llegada, el lunes 21 de abril, significó el inicio de una novedad y el descubrimiento en directo de los lugares que solo conocíamos por los libros. El entorno natural fue un complemento favorable a esa experiencia, por su verde intenso que significaba la presencia vital del espíritu dominicano, por donde nuestro fundador esparció la semilla de la predicación.

El primer lugar que visitamos fue Mirepoix, un pueblo con una esbelta iglesia gótica, en la que destaca su anchura, y con una plaza porticada que acogía a lugareños y visitantes en una tarde soleada. Toulouse, nuestro segundo destino, nos llenó de expectativas por ser uno de los lugares de mayor presencia dominicana y la segunda provincia en la fundación de la Orden. Durante esta visita, la primera parada fue en la casa de Pedro Seila, donde fuimos recibidos por una laica dominica, que trasmitía con entusiasmo y devoción su conocimiento del lugar donde Santo Domingo vivió junto a los primeros frailes. Las estancias decoradas con imágenes de la historia de la Orden y de la vida del fundador dejan la sensación de estar en un lugar privilegiado. Toulouse tenía mucho que ofrecernos y nos pusimos en marcha por el camino de Santiago, calle principal del tiempo de Domingo, y donde probablemente estuvo la iglesia de San Román que ya no existe. Llegamos a la Catedral, amplia y majestuosa, donde una de sus vidrieras representa a Santo Domingo. A mitad de esta jornada, nos unimos al grupo de peregrinos españoles presididos por fr. Juan Huarte, procedentes de nuestra Escuela de Teología de Salamanca, para recorrer parte de la ciudad, visitar la majestuosa iglesia de San Sernin, de estilo románico, donde acudía el santo de Caleruega a orar. Sus innumerables reliquias y una cripta de la época nos remontaron a siglos pasados. Los pasos nos condujeron a otra iglesia referencial en la historia de la Orden, el convento de los Jacobinos, con su columnata en forma de palmeras en un sorprendente gótico en ladrillos. Este templo, que acoge los restos de Santo Tomás de Aquino, tiene adosado un claustro no menos hermoso, que construyeron los frailes alrededor de 1230. Casi al caer la tarde pudimos ver el edificio del Antiguo Tribunal de la Inquisición, hoy aula magna de la Universidad Católica, donde todo el techo esta coronado de tablas que representan pasajes y milagros de la vida de Santo Domingo. El gozo de todo el día se tornó oración cuando acudimos a las vísperas al convento de los frailes dominicos. La solemnidad de la celebración y el canto armonioso de los hermanos provocó una satisfactoria experiencia de alabanza y gratitud a nuestro Dios.

Estudiantes dominicos en FranciaEstudiantes dominicos en Francia

Un nuevo día nos abría a nuevas aventuras. Después del rezo de Laudes, saludamos brevemente a la fraternidad de los Hermanitos del Cordero en Saint Pierre. En Fanjeaux, pudimos visitar el antiguo convento dominico, la iglesia parroquial y la casa de Santo Domingo, donde, junto al resto de los peregrinos de Salamanca, celebramos la eucaristía en un acogedor salón convertido en oratorio. Ya por la tarde, llegamos al mirador de Seignadou, desde donde Domingo vio descender una bola de fuego sobre Prouilhe. Bajamos andando hasta el monasterio de las monjas por el mismo camino que recorría Domingo. Llegados al monasterio, recibimos la explicación de cómo Santo Domingo las fundó en los tiempos difíciles de los cátaros. Con ellas rezamos las vísperas en un clima de fraternidad de la Familia Dominicana.

La oración de la mañana de cada día la realizábamos en un pequeño oratorio de la hospedería. La eucaristía, también diaria, la teníamos con las monjas, un día en español y el resto en francés, aunque siempre el evangelio se leía en francés, inglés y español.

Estudiantes dominicos en Francia

Nuestro siguiente destino fue Carcassonne. De camino, nos detuvimos junto a la carretera en un monumento alusivo al milagro de las espigas producido por Santo Domingo. Llegados a Carcassonne, nos dirigimos a De Cita, una ciudad medieval amurallada, en cuya iglesia una placa señala que el fundador de la Orden de Predicadores predicó allí la Cuaresma de 1213. Pudimos visitar su espléndido y bien restaurado castillo. Por la tarde, llegamos hasta la Abadía de Frontfroide, lugar donde también se recoge el paso de Santo Domingo y la oración en su templo abacial. De regreso a Prouilhe, visitamos la plaza y la catedral de Narbonne. El día siguiente lo dedicamos a adentrarnos por la ciudad de Montpellier y sus monumentos, entre los que cabe destacar su catedral.

En dos ocasiones, rezamos completas con las monjas uniéndonos al canto tradicional de la Salve. La tarde antes de nuestra partida, fuimos acogidos por toda la comunidad. Mantuvimos con ellas un fructífero diálogo, donde no nos quedamos en la nostalgia del potente pasado, sino que discutimos sobre el papel de toda la Orden en estos tiempos difíciles que nos toca vivir. Expresamos a las hermanas nuestra gratitud por la acogida y la feliz estancia.

Con la satisfacción de unos días plenos de vivencia dominicana, partimos la mañana del sábado hacia Lourdes, antes de volvernos a España. Sorprendidos por la magnitud del lugar, el número de peregrinos y la devoción mariana patente, recorrimos el santuario y nos detuvimos ante la gruta. La acción de gracias era lo que brotaba de nosotros ante la imagen de la Virgen, por el regalo de un tiempo de peregrinación en el que estuvo presente el amor y la llamada de Dios a Domingo de Guzmán para fundar la Orden de Predicadores, de la que nosotros queremos ser sus continuadores en el tiempo presente.

Estudiantado Interprovincial

 

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