PRAENA SEGURA, Antonio. Un Dios que se deja decir. Conocimiento y lenguaje humanos sobre Dios en Santo Tomás de Aquino: Suma de teología I, qq. 12 y 13 y textos paralelos. Facultad de Teología San Vicente Ferrer - Universidad Católica de Valencia. Valencia, 2022. 439 pp.

  La confianza de Tomás en el lenguaje traduce la confianza de Dios en el hombre. Dejarse decir es uno de los mayores actos de amor de Dios al hombre.

  Más que señalar la negación como un impedimento para nuestro lenguaje sobre Dios, Tomás integra el límite de lo que de Dios podemos decir como parte del mismo lenguaje sobre Dios.

  Tras cierto cansancio respecto de una teología en la que manuales, apuntes y monografías ensalzan las aportaciones de los maestros del pasado e interpretan su pensamiento apoyados, en ocasiones, en el manido bastón de un puñado de lugares comunes; no conformándonos, igualmente, con tener que asentir al reduccionismo dualista de pensar a Dios tan desde lo humano, no conformándonos tampoco con pensar a Dios como apodícticamente encasillado, tan alejado e impasible ante el aullido en que se convierte a veces la existencia de los hombres que no puede ser, ni mucho menos, el Dios que se desembarcó en nuestra ladera humana en Jesús de Nazaret; no conformándonos, decimos, con estas reducciones, hemos querido asomar los ojos propios a los propios textos de los que sí fueron maestros para despejar cuantas más precomprensiones mejor y aprender a pensar desde el Dios de Jesucristo. Con palabras más sencillas: hemos querido ir a las fuentes sin miedo y sin prejuicios, mirar un poco hacia atrás para que no se cumpla aquello de que, quien no conoce su historia, no puede conocerse y entenderse a sí mismo.

  Si a lo anterior sumamos la necesidad moral y la curiosidad psicológica de comprender la tradición dominicana que, aun mediando siete siglos, nos une con Tomás de Aquino, se comprenderá por qué él llamó nuestra atención a la hora de concretar el objeto del trabajo de esta tesis.

  Pero ¿por qué las cuestiones 12 y 13 y sus paralelos? Pensamos que Santo Tomás de Aquino nos abriría el horizonte hacia los principios, las líneas maestras, las intuiciones de fondo que habrán de permanecer en toda la obra de quien, por ser maestro del orden y de la coherencia, se mantiene fiel, no se contradice, prolonga las mismas perspectivas a lo pequeño y a lo grande, a lo fácil y a lo difícil, y, finalmente, construye un edificio armónico de pensamiento en el que evolucionar teológicamente no es contradicción sino expresión bien fundamentada de fidelidad a la verdad.

  Hay además otro argumento que se refiere al contenido. No es cierto que el pensamiento de Tomás respecto a Dios sea tan cerrado e ingenuo y sus pretensiones tan utilitaristas que aspiren a atar con evidencia irrefutable a Dios a la mente del hombre mediante escaleras de silogismos metafísicos. En su concepción de las condiciones de posibilidad de conocer y hablar de Dios la motivación secreta no es otra que el principio por el cual el hombre es capax Dei, lo cual no se realizará sino salvando la incomprehensibilidad del que es y al que nos uniremos como al gran desconocido. Hemos querido leer directamente los textos en que Tomás dice esto mismo. Quizá (sospechábamos) ello nos ayudaría a entender no sólo la débil grandeza de un Dios que no quiere imponerse, sino también las neblinas con que lo buscamos y en las que tantos hombres de mi tiempo buscan.

  Hay una tercera motivación, propiamente dominicana, referida a la decibilidad de Dios. Es lícito pensar la urdimbre de la llamada gratia praedicationis de que somos objeto: si el Dios de la revelación cristiana quiere ser predicado ¿en qué consiste su decibilidad, su dejarse decir por el hombre?