El 13 de junio de 1423 se otorgó la escritura de compraventa de la llamada Torre Berlanga, gracias al dinero procedente de limosnas regias y de distintos bienhechores, en un paraje a las afueras de Córdoba, al pie de la Sierra Morena, a la comunidad de Santo Domingo, cuyo prior era Álvaro, para el establecimiento de un convento de frailes dominicos.

  Nacía así formalmente el convento de Santo Domingo de Scala Coeli, el primer convento reformado de los dominicos en España, a imagen y estela de la reforma comenzada en Italia por Raimundo de Capua y Catalina de Siena, reforma que el beato Álvaro de Córdoba había conocido en el camino de su peregrinación a Tierra Santa.

  Álvaro había logrado que otros ocho frailes de distintos conventos se le unieran en su empresa de vivir de otro modo al de la mayoría de los lugares de la Orden en ese complejo siglo XIV de “claustra”, pestes y guerras, buscando retornar a las primitivas constituciones de la Orden con un gran acento en el silencio, la penitencia, el estudio y la contemplación, para desde ella acercarse a la ciudad de Córdoba para el ministerio de la predicación y la caridad.

  La elección de ese lugar tuvo que ver con la orografía del terreno, que recordó a Álvaro los alrededores de la Jerusalén que había conocido. Igualmente de su paso por Jerusalén trajo la idea de colocar distintas capillas y ermitas para la oración en los alrededores del convento.

  De la ciudad santa trajo también la memoria del rezo en la Via Dolorosa del Via Crucis, distintas estaciones en el camino al calvario con la cruz a cuestas del Señor, colocando distintos puntos en el camino del convento que hiciesen ese Via Crucis como en Jerusalén: era la primera vez que en Europa se instalaba un Via Crucis, si bien embrionario de ocho estaciones de lo que sería luego el actual de catorce, y que terminaba en una elevación donde colocó tres cruces en recuerdo del Gólgota.

  El otro gran hito de la memoria del Beato Alvaro de Córdoba, es el del así llamado Cristo de san Álvaro, contando la hagiografía que al regresar de la ciudad y del ministerio de la predicación, en una cuneta del camino se encontró un mendigo inconsciente al que, como nuevo samaritano, envolvió en su capa y subió al convento para atenderle. Al llegar y destapar el manto, aquel mendigo se había convertido en la imagen de un Cristo.

  Muere san Álvaro en 1430, siendo sepultado en el capítulo conventual, para más tarde ser trasladados sus restos, ya en el siglo XVII, a una capilla lateral de la iglesia, donde aún se veneran.

  De aquel santo Domingo de Scala Coeli nació la reforma de la Orden que terminaría de imponerse por sus propios valores y sin romper la Orden ya en el siglo XVI. Pero su historia hasta estos 600 años de aniversario que se cumplen, ha estado marcada por ser un foco de espiritualidad, contemplación e identidad dominicana, iluminado por figuras como fray Luis de Granada o el Beato Francisco de Posadas, que ha dejado su huella en la ciudad de Córdoba, a la que acompaña desde la sierra como un sagrado alcázar en sus devociones, espiritualidad, vida y práctica de la fe, con la predicación de los frailes que allí han construido comunidad, hasta hoy mismo.

  La Catedral de Córdoba acogerá este domingo una eucaristía en acción de gracias por estos 600 años del convento de Santo Domingo de Scala Coeli, presidida por el obispo de Córdoba, don Demetrio Fernández-González que contará con la presencia del prior provincial de la Provincia de Hispania y presidente de CONFER, Fr. Jesús Díaz Sareigo, de toda la comunidad de frailes y de la Familia Dominicana de Córdoba. La celebración será retranmsitida en directo por el canal de televisión Trece TV a las 12 del mediodía.

Fr. Vicente Niño Orti