Del 29 al 31 de julio, la Provincia de Hispania celebró su retiro en Caleruega, dirigido por Fr. Bruno Cadoré. Centrado en la vida apostólica y la unidad en la predicación dominicana, Cadoré ofreció charlas basadas en los Hechos de los Apóstoles y los Evangelios, resaltando la importancia de la escucha, la amistad y la generosidad. 

Crónica de fray Ángel García Martínez, O.P.

  Entre el 29 y el 31 de julio ha tenido lugar el retiro de la Provincia de Hispania, celebrándose como cada año en la Casa de Espiritualidad de Caleruega. Ha estado dirigido por Fr. Bruno Cadoré, exmaestro de la Orden de Predicadores.

  Nos reunimos todos en Caleruega el domingo 28 para la cena, dando comienzo el retiro al día siguiente. Ya en la mañana del lunes rezamos laudes y celebramos la eucaristía, que estuvo presidida por Fr. Rubén Lucero, del convento de San Esteban (Salamanca). Tras la misma, el desayuno y a continuación la primera charla del día. En general, Fr. Bruno ha partido en sus alocuciones de distintos fragmentos de los Hechos de los Apóstoles y de los Evangelios para, actualizándolos a la realidad de la Iglesia y de la Orden, darles una lectura desde y para nuestro carisma dominicano. En cuanto a esta primera intervención, nuestro hermano acudió al inicio del libro de los Hechos para hablar de la vida apostólica como parte esencial de la vocación de los Predicadores: el seguimiento de Jesús al modo de los primeros discípulos fue la principal fuente de inspiración de Nuestro Padre Santo Domingo.

  Al mediodía nos volvíamos a reunir para orar en el pocito de Santo Domingo; la oración fue preparada y guiada por los prenovicios. La segunda charla de Fr. Bruno se desarrolló ya por la tarde; en la misma -partiendo del pasaje en que Jesús invita a los apóstoles a ir a un lugar apartado a descansar (Mc 6, 30-31)- nos habló de la escucha a los hermanos como elemento esencial de la vida apostólica, y lugar para la contemplación de la fuerza de la Palabra de Dios. Cerrábamos la tarde con el rezo de vísperas, que contaron con la predicación de Fr. Salus Mateos, del convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid).

  En la mañana del segundo día del retiro presidía la eucaristía Fr. Bernardo Sastre, del convento de San Esteban (Salamanca), ordenado presbítero apenas un mes antes. La posterior charla de Fr. Bruno versó, a partir de la unción de Jesús en casa del fariseo (Lc 7, 36 y ss.), sobre los valores de la amistad y la unidad en la predicación de los hijos de Domingo. Recordando el lema del Jubileo del 2021, En la mesa con Santo Domingo, nos proponía que el predicador tiene el deber de preparar una mesa para los olvidados de la humanidad: los pobres, los excluidos, los pecadores… La mañana culminó en la capilla coral de la Casa de Espiritualidad, donde los novicios prepararon la oración centrada en la Virgen María.

La unidad como horizonte de la predicación

  Ya en la tarde, Fr. Bruno nos llevó de vuelta a los Hechos de los Apóstoles, concretamente a Pentecostés. El tema volvía a ser la unidad, esta vez como horizonte de la predicación. El ministerio del predicador, que tiene su origen en la oración común de los hermanos, quiere hacerse entendible para los habitantes de los confines de la humanidad. Por último, las vísperas de esta tarde estuvieron predicadas por Fr. Juan José de León Lastra, del convento Santo Domingo (Oviedo).

  El miércoles día 31 de julio comenzábamos con los laudes y la eucaristía, presidida por Fr. Jesús Díaz Sariego, nuestro prior provincial. Durante su predicación recordó a San Ignacio de Loyola y los lazos que unen desde sus orígenes a la Compañía de Jesús y a la Orden de Predicadores. Posteriormente, Fr. Bruno Cadoré nos habló en la charla de la mañana de la dimensión histórica y comunitaria de nuestra fe y nuestra predicación: desde el discurso de Pablo en la sinagoga de Antioquía de Pisidia (Hch 13, 16 y ss.) nos recordó que la predicación apostólica es aquella que se inserta y se realiza desde la historia del Pueblo. Finalizaba la mañana en la parroquia de San Sebastián de Caleruega, donde tuvo lugar una oración penitencial preparada por los estudiantes.

La generosidad de la predicación de la Palabra

  A la hora acostumbrada de la tarde, Fr. Bruno nos impartió la última charla del retiro, en la que nos llevó al final de los Hechos de los Apóstoles para hablar de la generosidad de la predicación de la Palabra. Si la generosidad es dar sin cesar aquello que se recibe sin cesar, el predicador recibe constantemente la Palabra de Dios para, continuamente, darla. La jornada se aproximaba a su fin con las vísperas, predicadas por Fr. Pedro Rey, procedente del convento de La Virgen del Camino (León).

  El retiro provincial no podía darse por concluido sin la acostumbrada celebración eucarística con nuestras hermanas contemplativas de Caleruega. Tuvo lugar en el coro del Monasterio, contando con la presidencia de Fr. Bruno Cadoré. Finalizada la eucaristía, y tras el desayuno y las despedidas habituales, nos volvimos cada uno a nuestros respectivos lugares.

  Damos gracias a Dios por todo lo vivido estos días. Por la fraternidad y la alegría del reencuentro con tantos hermanos, por todo lo compartido con ellos. Por Fr. Bruno Cadoré que nos ha hablado desde la sinceridad de su corazón orante y desde tanta experiencia con que cuenta; gracias porque sus palabras han sido un buen recordatorio de aquello que somos y del camino que hemos de seguir. Confiamos en que lo que hemos orado y reflexionado en este encuentro podrá ser muy beneficioso para cada uno de los participantes y para nuestras comunidades.