Caleruega forever… XLI encuentro de Familia Dominicana
31 de julio de 2013La familia dominicana volvió a compartir unos días de formación y fraternidad en la “cuna de nuestro Padre”. Fueron los días 12, 13 y 14 de julio. Hasta allí llegamos unas setenta y cinco personas dispuestas a aprovechar lo que la ocasión nos brindaba: buen ambiente, buenos ponentes, buenos hermanas y hermanos, para compartir fe y dominicanismo. Acudimos gente de muchos lugares: Asturias, Valladolid, Madrid, Vitoria, Motril, Granada, Valencia, Murcia... Había representantes de distintas fraternidades seglares, religiosas de variadas congregaciones, MJD, prenovicios, y hasta varios frailes de las provincias Bética y España. Todo ello enriqueció la experiencia y le dio el colorido que un grupo humano variado puede proporcionar.
El tema que enlazaba las ponencias fue: María: contemplación y predicación de la Palabra.
Tras la presentación de este XLI Encuentro por la Hna. Pilar del Barrio, fue la Hna. Mariela Martínez la que abrió las sesiones. Desarrolló el tema: “Hágase en mí según tu palabra. María, la mujer del Fiat y del Magnificat”. De fondo hermosas diapositivas de Fr. Angelico en sus distintas anunciaciones. Allí mismo nos invitó a orar con imágenes angelicales (Ver vídeo).
Fr. Jesús Martín nos dio, una vez más, muestras de su dominio de la historia dominicana de Caleruega. Con él aprendimos algo más de lo que el terruño de nuestro Padre supuso en su propia historia y los puntos claves para comprender mejor su vida.
El sábado, día 13, compartimos con las monjas las laudes y la eucaristía. El órgano mantuvo nuestras voces a unas alturas insospechadas a esas horas.
La primera ponencia fue de fr. Javier Garzón, que desarrolló el tema: Contemplari et contemplata aliis tradere. Ameno, natural y muy sabroso, fue desentrañando los modos de orar de Santo Domingo (Ver vídeo). Al final de la mañana compartimos un momento de oración en el recuerdo de los modos de orar de nuestro Padre, ofreciendo la oportunidad de ponerlos en práctica, siempre desde el respeto y libertad de cada orante.
Por la tarde fr. Manuel Ángel nos habló del Rosario, centrado, sobre todo, en las encíclicas de Pablo VI: Marialis Cultus, y Juan Pablo II: Rosarium Virginis Mariae. Aunque la hora no era muy apropiada, pudimos comprobar la densidad de lo expuesto y el dominio que fr. Manuel Ángel tiene del tema (Ver vídeo). La tarde terminó con el rezo del rosario en el pocito.
La noche nos sorprendió con un concierto en el coro de las monjas. Los prenovicios, Antonio R. Medialdea, trompetista y tenor, con Rafael J. Jiménez, organista y bajo, acompañados de Javier Sánchez como “pasapáginas” y apoyo barítono, dejaron atónitos a todos con su exhibición musical. Interpretaron con órgano, trompeta y coro el Ángelus de un autor sevillano, el Panis angelicus, de César Frank y el Pan que compartimos, de Francisco Palazón. Temas relacionados con lo que, a lo largo de estos tres días, ha sido meditación constante. Unos estruendosos aplausos cerraron la actuación. Fue una sorpresa bien urdida por los prenovicios que supieron encajar lo musical y lo teológico con acierto y dejar atónitos a los oyentes.
El inicio del domingo estuvo musicalizado con las “mañanitas” de las mismos prenovicios. Con esa música nos acercamos al coro para iniciar las laudes. Y enseguida a la sala para escuchar a cinco ponentes que expusieron sus experiencias sobre la oración y el silencio. Comenzó Sor Maria del Mar, priora del convento de Alcalá de Henares. Muy enjundioso su compartir. Siguieron hermanas de la Congregación Romana que nos hablaron de una novedosa oferta en medio del ruidoso Madrid: Más que silencio. Continuó fr. Miguel Ángel del Río que disertó sobre la religiosidad popular y la devoción a María. Concluyó fr. Javier Garzón hablando de la contemplación y la pastoral juvenil (Ver vídeo). Enseguida la foto de familia y, de nuevo, en la capilla para celebrar la eucaristía. Presidió fr. Javier Carballo que, con su homilía sobre el buen samaritano, animó a todos a vivir la compasión como forma de expresar la vivencia de la contemplación. Y enseguida al comedor para compartir la comida que ponía punto final al Encuentro. Con una rapidez inusitada Caleruega se fue vaciando de visitantes y la carretera nos llevó a cada uno a su punto de origen. Una vez más constatamos que merece la pena llegar a Caleruega y volver a beber dominicanismo allí donde todo habla de santo Domingo y su obra.