Un sínodo para toda la Iglesia que pone a las periferias en el corazón de Roma
29 de octubre de 2019El lunes 28 de octubre, solo un día después de concluir en Roma el Sínodo Amazónico, el salón de actos del colegio de Atocha en Madrid acogía la conferencia especial sobre el Sínodo a cargo del dominico Mons. David Martínez de Aguirre Guinea, obispo de Puerto Maldonado (Perú) y secretario especial del Sínodo.
El acontecimiento, organizado por Selvas Amazónicas, acogió a un gran número de personas que llenaron la sala. En la mesa acompañaron al Obispo, fray Manuel Jesús Romero, experto en indigenismo, y fray Francisco Faragó, director de Selvas Amazónicas.
Mons. David Martínez comenzó contando que el papa Francisco tiene el deseo de que se cuente lo que ha sucedido en el Sínodo, para que no se olvide, para que la gente sepa “la violencia que se ha escuchado” allí.
Martínez explicó que ha habido un trabajo previo, una etapa presinodal que comenzó con el viaje apostólico de Francisco a Puerto Maldonado, a la selva peruana, donde se reunió con las comunidades nativas. Antes del Sínodo ha habido un precalentamiento de dos años, con multitud de procesos de participación: 87 000 escuchas registradas y 46 asambleas regionales, por ejemplo.
Un Sínodo para toda la Iglesia
Se trata de un Sínodo para toda la Iglesia, que se celebra en Roma “en el corazón de la Iglesia, con ese deseo de meter la preocupación de las periferias en el corazón, en el centro”. El Amazonas ha pasado por encima del Tíber y lo ha llenado de vida.
“Por desgracia, el oro está más cerca de nuestras comunidades que la palabra de Dios”
El Obispo destacó una frase que dijo en el Sínodo, del representante de la federación indígena que aglutina toda la Amazonía: “Por desgracia, el oro está más cerca de nuestras comunidades que la palabra de Dios”, haciendo referencia a la extracción del oro y todos los problemas que acarrea de empobrecimiento, mafias y esclavitud. “El Sínodo ha sido un diagnóstico desgarrador” que ha reflejado la violencia que se ejerce sobre la tierra y sobre las comunidades indígenas.
Martínez señaló que la fortaleza del Sínodo es que el documento final recoge “los gritos de nuestra gente, los gritos de la Amazonía y los gritos de sus pueblos”. Un documento que habla sobre todo de cuatro conversiones: la pastoral, la cultural, la ecológica y la sinodal.
La conversión pastoral es «una llamada de atención hacia una llamada samaritana, una Iglesia acogedora y en diálogo ecuménico y cultural». Para el Papa se trata del área más importante. Refleja cómo se va a organizar la Iglesia, cómo va a vivir, cómo se va a nutrir, para dar algo al mundo, para ser agentes de construcción del Reino, transformadores de la sociedad.
La conversión cultural quiere reforzar el diálogo intercultural y la inculturación, con el deseo de que los pueblos amazónicos «sean ellos los propios sujetos de la evangelización y los nuevos evangelizadores para sus culturas».
La conversión ecológica, con el grito desgarrador de lo que ocurre en la Amazonía, incluye «una determinación muy fuerte de la defensa del territorio». Un compromiso muy claro de que la Iglesia se sitúa del lado de los más vulnerables.
La conversión sinodal reúne multitud de temas, que requieren trabajar sinodalmente desde “una estructura amazónica que nos ayude a dar cabida a todo lo que se ha hablado”, como el trabajo en red en el campo de la educación en los pueblos indígenas, que ahora mismo destaca por su baja calidad.
“No se ha pedido al Papa en ningún momento la abolición del celibato en la Iglesia Católica”
Dentro de la conversión sinodal se encuentra el tema de la ministerialidad, que David Martínez quiso explicar, sabiendo que la prensa centra aquí el grueso de su atención. Es llamativo, pero no es el tema central del sínodo, ya que se trata solamente de cuestiones prácticas. Se refiere principalmente a los temas de las mujeres diaconisas y del celibato. “En muchos lugares son las mujeres las que están llevando las comunidades, son las mujeres que las que están llevando la celebración de la Palabra, son las mujeres las que bautizan… ejercen el diaconado, pero no está reconocido en la Iglesia”. Este tema se le ha vuelto a presentar al Papa y se ha conseguido que se vuelva a abrir al Comisión de Diaconado. “No se ha pedido al Papa en ningún momento la abolición del celibato en la Iglesia Católica”, aclaró el Obispo de Puerto Maldonado. Hay vicariatos más grandes que media España donde hay siete sacerdotes, y eso ha obligado a la Iglesia a ir desarrollándose y a tener una ministerialidad. Se ha solicitado permiso para que en estos casos el obispo pueda discernir y pueda dar la ordenación presbiteral.
Un proceso que va a dar buenos frutos
Para concluir, Martínez quiso señalar que el catolicismo, que años atrás estuvo en Oriente, y ahora está en Roma, en Occidente, está cambiando, “y si bien Roma es el corazón de la Iglesia, los europeos ya no somos mayoría en ella. Y nos está costando mucho entender que hay otras formas de entender la Iglesia, y que hay otros lenguajes y otras maneras de llevar los procesos”. Este Sínodo y este momento están metiendo a las periferias (en este caso a la Amazonía) en el corazón de la Iglesia, en Roma, para abrir las ventanas y que entre un poco de aire fresco. “Es un proceso muy bonito y muy interesante que yo creo que va a dar buenos frutos”.