Conversaciones de San Esteban
10 de febrero de 2010Fr. Michel comenzaba preguntándose: en el contexto social de nuestro mundo globalizado, ¿no debería buscar la Iglesia, como todo grupo humano, una nueva forma de gobernabilidad, más acorde con el patrón de funcionamiento de la red, en la que las generaciones jóvenes recrean sus solidaridades? ¿Qué puede aportar la Orden de Predicadores a los retos de la Iglesia de hoy?
1º) En primer lugar, su propia organización política, constitutiva de su identidad y carisma. Mediante la santa predicación, la gran intuición de Domingo, convoca y reúne la comunidad para testimoniar el evangelio. Es una manera de ser iglesia en la Iglesia, de construir una comunidad de hermanos ajena a todo poder.
2º) Ahora bien, si la esencia de la Iglesia es la misión, su centro está en las fronteras. En este sentido, la utopía dominicana de la fraternidad puede aportar esta dimensión apostólica de la evangelización de fronteras desde su espiritualidad descentralizada, basada en la autodeterminación de cada persona y en la teología de la gracia.
3º) Contra la violencia ciega de la pasividad y la unanimidad, el dominico está educado en la cultura del “conflicto en la serenidad”; por eso la evangelización comienza por su propia manera de gobernarse. La libertad democrática de la Orden, que sabe mucho de debates y confrontaciones, debiera ser en consecuencia otra de sus aportaciones a la Iglesia de hoy.
4º) Una última consideración. Igual que las mujeres fueron los primeros testigos del mensaje del Resucitado, en el origen de la Orden las monjas fueron las primeras beneficiarias del proyecto de Domingo. Al margen de falsos feminismos, si la tarea de la integración de las mujeres en la Iglesia está por hacer, ¿no habrá que dar a las mujeres una mayor participación dentro de las Constituciones de la Orden?
Con unas palabras del Presidente de la Facultad, fr. Manuel Ángel Martínez, quedó clausurada la 38ª edición de las Conversaciones de San Esteban.