El grupo lo constituyen alumnos de segundo de bachillerato que se encuentran cursando dichos estudios en el centro. La formación de este grupo cristiano se enmarca dentro de la pastoral de post-confimación, en orden a crear grupo cristianos de crecimiento personal, bajo el carisma de santo Domingo de Guzmán.

La convivencia comenzó el viernes 24, por la tarde, y finalizó con la comida del domingo 25. El encuentro se desarrolló en una casa de convivencias cerca del pueblo valenciano de Náquera, muy cerca de Valencia capital. La convivencia fue organizada y coordinada por fr Antonio Gómez OP, responsable del ámbito de pastoral del colegio, María Ballester, catequista, Paco Tolmo, catequista y trabajador del colegio y por fr Francisco Pérez OP.

En la convivencia, a la que asistieron unos 25 jóvenes de 2º de Bachillerato, se sucedieron las diferentes actividades, supervisadas por los coordinadores. El viernes por la tarde se comenzó con una dinámica de auto-conocimiento, donde los jóvenes pudieron conocerse y darse a conocer al resto del grupo. Cabe destacar que esta actividad se alargó durante todo el fin de semana, al compartir, cada uno de los estudiantes, sus experiencias personales con el resto del grupo. En cada una de las experiencias se pudo apreciar el nivel de profundidad de los propios jóvenes. El sábado por la mañana se tuvo una actividad de desierto «compartido». El objetivo era reproducir la experiencia de los discípulos de Emaús, acompañándolos por parejas, y con un guión de reflexión, durante una caminata por los alrededores de la casa de convivencias.

El sábado por la tarde, continuamos compartiendo la dinámica del auto-conocimiento. Después de cenar, se tuvo una oración con los jóvenes. Esta oración, al estilo del método de la lectio divina, buscaba meditar y compartir la Palabra de Jesús comunitariamente. La peculiaridad estuvo en que cada joven tenía una palabra personalizada de Jesús, sobre la que meditar. Por esta razón, el momento de compartir fue especialmente fecundo en mensajes personales. Después de esto, se tuvo una actividad lúdica. Y, finalmente, se dio punto final a la convivencia el domingo con la celebración de la Eucaristía y compartiendo más testimonios.

Tantos los integrantes del grupo jóven, como los organizadores, quedaron muy satisfechos al comprobar el nivel de profundidad del propio grupo VERITAS. También hay que decir, que en la propia convivencia se bautizó al grupo con el nombre de VERITAS, porque con ello se quiere hacer referencia al carisma dominicano del grupo, con un guiño hacia la sinceridad con la que se habló en la convivencia.