Décima sesión de las Conversaciones de San Esteban
23 de febrero de 2011La última sesión de la 39ª edición de las Conversaciones corrió a cargo de Mons. Juan José Omella Omella, Obispo de Calahorra y la Calzada (Logroño), miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. En su intervención quiso responder, desde su propia experiencia de Pastor, a la pregunta formulada en el programa: “¿se puede seguir hablando de un estilo de vida característico de los cristianos?”. Y lo hizo, en palabras suyas, recurriendo al mejor teólogo de todos los tiempos: Cristo Jesús, camino y vida de cuantos se dejan guiar por su evangelio. Razón por la que se acogió a una serie de textos bíblicos, comentados a la luz de la “Lectio divina”, para sustentar el desarrollo de su exposición.
La parábola evangélica de los diez leprosos (Lc 17, 11-19) -evocadora a su vez de la mejor tradición profética: “no temas, Israel, porque eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo” (Is 43,1-4)- fundamenta la auténtica razón de ser de toda vida cristiana. De la profunda mirada creyente solo puede brotar una actitud de permanente gratitud, un profundo sentimiento de gozo y alegría por la certeza de sentirse reconocido por el amor de Dios. Un gracias a la vida de los hijos de Dios que se traduce, como lo testimonia el mismo Pablo, en una vinculación afectuosa y agradecida a la Iglesia como familia de acogida, como lugar de perdón y de fiesta. Un agradecimiento, en definitiva, acrisolado en las pruebas, verdadera piedra de toque de una fe recia y consolidada.
Esa es la verdad que habla desde dentro, desde la experiencia del Señor en la oración y el servicio, fuente inagotable de la libertad cristiana. Y esa debería ser también la contraoferta de todo cristiano agradecido, alegre y solidario ante el desconcertante individualismo que invade y permeabiliza muchos sectores de la sociedad actual. ¿Qué es el Evangelio sino el canto a la vida que brota de un corazón libre y agradecido?