El arte y la creación de sentido en la actualidad
18 de febrero de 2015En la presentación del profesor Ricardo Piñero, Juan Manuel Almarza destacó su sencillez y cercanía, trata de aunar la reflexión filosófica y la estética. Desde Kant y Schiller parece que el arte no tiene nada que ver con la verdad sino con el gusto. A partir de Hegel, seguido por Hidegger, Gadamer y Jauss se reivindica el valor de verdad del arte, su valor ontológico, expresado mediante la imagen. La reflexión del Dr. Piñero se sitúa notoriamente en este campo. Por eso, su reflexión sobre el arte es eminentemente filosófica. Como dice Gadamer, ese je ne sais quois de nuestra realidad que flota en el ambiente, son los artistas los primeros en captarlo y lo expresan en imágenes. Posteriormente, los filósofos lo explicarán en conceptos. Las artes de nuestro tiempo expresan el sentido que dan a la realidad de nuestro tiempo. Leyendo la amplísima relación de publicaciones de Dr. Ricardo, de sus libros y artículos, no puedo menos que recordar a Jaspers, “la clave de la interpretación de la existencia son las situaciones-límite” y a Carl Schmit “la clave de la comprensión de la política son las situaciones de excepción: el todo no explica nada, la excepción todo”. Así, pienso yo, sus temas predilectos sobre los demonios o los bestiarios, esas bestias del infierno, tan horrorosas como bellísimas son el límite o la excepción que permiten comprender las claves de la belleza en términos ontológicos, en su verdad.
En la recta final de las Conversaciones de San Estaban, ha intervenido Profesor Estética y Teoría de las Artes de la Universidad de Salamanca, Ricardo Piñero Moral. Comenzó haciendo una alabanza a la Escuela de Teología de San Esteban, compaginando con el estudio de la Filosofía en la Universidad de Salamanca. El arte es una forma de acceso al saber y sobre el sentido humano, como lo pueden ser otras disciplinas como la ciencia. Partió de la figura Johann Joachim Winckelmann y su obra Historia del arte de la antigüedad (1766), a partir de esta figura, el arte se institucionaliza como una disciplina académica. El profesor Pinero parte de la pregunta ¿Parta qué el arte y no la nada? Y de la mano de Winckelmann, intenta abordar la pregunta. En primer lugar los seres humanos hacemos arte para satisfacer nuestras necesidades inmediatas, cuando esto está resuelto, surge la posibilidad de producir belleza. Pero se hace arte cuyas obras no son bellas, así surge la necesidad de producir lo superfluo, lo que no es necesario de forma absoluta. A partir de esta aproximación inicial, el profesor hace un repaso por la historia del arte, analizando una serie de obras desde las preguntas ¿Qué sabe ese individuo? ¿Qué quiere? ¿Qué cree?
Partimos de la Prehistoria, del individuo que produce los Bisontes de Altamira. Es un individuo que conoce bien su entorno natural y otros seres afines a él, quiere sobrevivir, totemiza y sacraliza a los animales, son más veloces y tienen una mayor capacidad de supervivencia.
En la Antigüedad, surge la figura humana, el individuo no sólo sabe de su entorno, hace ciencia y se abre al Universo y al Cosmos. Quiere convivir con un nuevo escenario, la Polis y cree en las musas que inspiran las obras de arte. Su creencia deambula entre la religión del olimpo y la mistérica.
En la Edad Media, surge un arte distinto. Sabe todo lo que saben los antiguos, pero sabe que el Cosmos tiene una causa primera, esa es Dios. Quiere además salvarse, ve que la historia tiene un comienzo y un final. Cree en el Dios de Jesucristo. Pone como ejemplo la obra de arte, la adoración del Cordero Místico de Jan van Eyck. En la obra vemos un mundo muy ordenado, con una sobrenaturalización y un fuerte simbolismo. Los elementos del cuadro, el cordero, la sangre, el agua, etc. La fuente puede representar una pila bautismal de forma octogonal y simboliza el tránsito entre el cielo y la tierra. El octógono es una forma intermedio entre el cuadrado y el círculo, tierra y cielo. Dios, representado en el Pantocrátor de Tahull, es el sentido absoluto de todo, el principio y el fin.
En el Renacimiento, todo está realizado a la medida del ser humano. El ser humano sabe más y cambia el método del saber. Tiene confianza en sí mismo y en saber generado por los demás seres humanos. En un cuadro de Domenico Ghirlandaio, viejo con su nieto, quiere representar ese saber del Renacimiento, un niño pequeño que confía en el anciano o en el conocimiento pasado, pero también nos proyecta a un futuro, representado por una ventana abierta con una perfecta perspectiva. Este hombre confía tanto en sí mismo, al ser la medida de todo, como se representa en la obra de Vitruvio, que genera una vanidad y se olvida de Dios.
En la Edad Moderna, el hombre sabe medir, calcula, crea mapas de la realidad y domina la tierra y el cielo. Está representado por dos obras de Johannes Vermeer, el geógrafo y el astrónomo. Ya sólo cree en sí mismo, al dominar el cielo y en la tierra. En el cuadro el arte y la pintura, una alegoría de la puntura, Vermeer aparece de espaldas y en la escena aparece la musa de la historia, con un libro y una trompeta. En el Barroco, el arte se nos representa como un juego de espejos, y lleno de simbolismos ¿qué está pintado Velázquez en las Meninas? Se sabe todo del cuadro, menos lo que está pintando, pinta algo más, en la obra hay un plus de sentido. A veces el sentido, aunque parece que no tiene sentido, también se oculta.
En el Romanticismo, representado en la obra de David Friedrich y su obra el caminante sobre un mar de nubes, el viajero de espaldas y mirando el mar de nubes. El sueño de la razón produce monstruos, el hombre pierde el sentido de lo esencial, Dios, la libertad, la inmortalidad del alma. Quiere vivir pero de otra manera, fuera del límite, pero eso produce desequilibrio. Es la enfermedad mortal o la desesperación en palabras de Kierkegaard. La razón es finita y no puede llegar a todo. Esa caracterización psicológica de los estados del alma y la desesperación, está representada en la obra de Géricault, la balsa de la Medusa.
En la Edad Contemporánea, el profesor Piñero presentó la obra de Malevich, negro sobre fondo blanco, es un auténtico mapa mundo, un diálogo entre la luz y la sombra, entre la vida y la muerte. Recordando los Iconos de su abuela y su sacralidad, quiere representar un Icono de su propia muerte. Realiza un auténtico viático, transición entre la vida y la muerte. Detrás de cada obra, hay una búsqueda de sentido. Pero en el arte contemporáneo el artista asiste a una dificultad para encontrar el sentido, al sin sentido de la obra de arte. Esta pérdida de sentido puede estar representada en la obra de Piero Manzoni, mierda de artista. El arte contemporáneo presenta una mezcla entre arte y horror, es un apocalipsis, una torre de Babel, una inversión del sentido y del arte, un alto grado de vanidad y estupidez, al creerse el hombre el dueño del mundo. La obra de Miguel Iribertegui, nos recuerda que cuando se desintegra lo trascendente, se desintegra el sentido de las cosas y de la existencia. El hombre quiere vivir y ser feliz, pero si pierde la brújula, pierde el sentido.
Ricardo Piñero Moral (León, 1965), es Profesor Titular del Área de Estética y Teoría de las Artes en el Departamento de Filosofía, Lógica y Estética. Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Salamanca. Académico del Center of Medieval Culture Studies de la Universidad de San Petersburgo (Rusia). Miembro del Proyecto Chiesarte de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma (Italia). Miembro del Proyecto Polymathía coordinado dirigido por el Prof. Dr. D. Livio Rossetti de la Universidad de Perugia (Italia). Miembro de la Sociedad Castellano-Leonesa de Filosofía. Miembro de la Sociedad Española de Estudios Clásicos. Miembro de la Asociación de Hispanismo Filosófico. Miembro de la Asociación Española de Estudios sobre Lengua, Pensamiento y Cultura Clásica (LOGO). De sus obras sólo destacamos algunas: La Estética de Plotino: Contemplación y conversión por la Belleza Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 1995. Teorías del arte clásico. Luso-Española de Ediciones, Salamanca, 1999. Teorías del arte helenístico y romano. Luso-Española de Ediciones, Salamanca, 2000. Teorías del arte medieval. Luso-Española de Ediciones, Salamanca, 2000. Teoría de la pintura antigua. Luso Española de Ediciones, Salamanca, 2001. Las bestias del infierno. Estudios de Estética Medieval. Luso Española de Ediciones, Salamanca, 2005. El olvido del diablo, Luso Española de Ediciones, Salamanca, 2006. El arte del silencio. Luso Española de Ediciones, Salamanca, 2008.
Juan Antonio Mateos Pérez