El Profesor Andrés Valencia asiste a la Asamblea ecuménica de Busan.
19 de noviembre de 2013“Dios de la Vida condúcenos a la Justicia y la Paz” era el lema de la X Asamblea del Consejo Mundial de las Iglesias en Busan, Corea del Sur. Un país en constante tensión por mantener la Paz y la armonía entre sus habitantes. Un país partido por el dolor y la distancia de una frontera que divide familias y nación. Allí hemos encontrado una fe cristiana “in crecendo”, se habla de casi un 25% de cristianos de diversas confesiones: católicos romanos, protestantes y ortodoxos. Un total de casi 3000 asistentes entre delegados de las iglesias, invitados, observadores y prensa. Diez días de experiencia y vivencia de la acción de Espíritu Santo y la constante revelación de Dios en medio de este mundo.
Podríamos señalar que hubo dos documentos importantes presentes en toda la reflexión: 1. La Iglesia: hacia una visión común (texto original en inglés: The Church, Towards a Common Visión) y 2. Juntos por la Vida: Misión y Evangelización en contextos cambiantes. Al primero de ello, se nos pide que lo reflexionemos, estudiemos y compartamos en todas las Iglesias y a todos los niveles, se quiere dar la importancia y el valor del ya conocido documento BEM.
En estos días de asamblea también se discutieron cuestiones administrativas del Consejo y en Asambleas de Delegados una serie de Declaraciones que como Iglesias cristianas quieren responder a las diversas realidades que afectan a la Justicia. Entre estas declaraciones: Sobre la Llamada a la Unidad; sobre la Politización de la Religión y los derechos de las minorías religiosas; sobre el camino de la Paz; sobre la situación en la republica democrática del Congo; sobre la Paz y la reunificación de la península de Corea; sobre la crítica situación de Abyei en Sudan; sobre los Pueblos Indígenas; sobre la justicia climática; sobre el centenario del genocidio Armenio; sobre una resolución a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y el levantamiento del bloqueo económico; sobre la presencia de los cristianos en el Medio Oriente; sobre derechos humanos y apatriados. Salimos de Corea cargados de fuerzas y emociones que nos hacen pensar y experimentar que el camino ecuménico no está dormido ni pasando por momentos de otoño; salimos desde allí con grandes desafíos para nuestras iglesias, caminos juntos como cristianos y queremos dar testimonio de unidad. Un camino de justicia que nos hace vivir la fe. Dios de la Vida, condúcenos a la justicia y la Paz.