El sentimiento hecho palabra
4 de diciembre de 2013Dublinés de nacimiento, Denis Rafter vive en España desde hace muchos años. Su vinculación al mundo del teatro parte de su infancia. Se formó en el teatro nacional de Irlanda Y en la prestigiosa Escuela de Música y Drama de Londres, en cuyas aulas se licenció como profesor de voz y drama. Sin duda, es un hombre de teatro en todas sus facetas: como actor y escritor, director de escena, profesor… Ha representado y dirigido numerosas obras teatrales y musicales.
En su faceta literaria, es autor de tres monólogos que él mismo representa: "The Remarkable Oscar Wilde", "O'Shakespeare" y "Ser actor", presentados por todo el mundo. Desde Edimburgo, donde ganó el premio al "mejor Monólogo", a Frankfurt, Mérida y Waterford, donde ganó el premio al "Mejor bailarín" en el musical "Oklahoma" hasta el Festival de Teatro en Tbilisi, Georgia.
En su charla-actuación en las Conversaciones de San Esteban, “El sentimiento hecho palabra”, utilizó todos los recursos de actor y profesor. Comenzó su conferencia desde el fondo de la sala cantando en inglés y deteniéndose entre la gente: “Vengo de Madrid, de Milán, de Estocolmo… Mi vida ha sido un viaje… Mi viaje son los encuentros con las personas. Una cosa que he aprendido es que los sentimientos son universales, inconfundibles… que un japonés nos los puede comunicar…”
El actor hilvanaba narraciones entre sí, contando una serie de cuentos como el del zapatero remendón que iba de aldea en aldea relatando cuentos; o el del erizo invitado a la boda del sol.
Denis enumeró las cosas que son imprescindibles para llegar al ser humano, para tocar sus sentimientos con las palabras: el silencio, el ritmo, el nivel de la voz, el tono, la fuerza, la pausa, el silencio. “La pausa es clave… no es el silencio, es texto sin sonido… El pensamiento es un charco de emociones. Hay que usar la palabra y el texto como un río que sale en clave de emociones… Cuando actúo e intento afectar a otros es como si tirara una piedra en ese charco de emociones que es su pensamiento”.
Continuó su charla-actuación recitando un texto de Shakespeare, el célebre texto de ser o no ser… donde Hamlet se pregunta si debe suicidarse o seguir luchando contra todos los dolores y problemas de la vida: “A nuestros jóvenes es muy importante darles el punto de vista de la espiritualidad… Sin ella pueden rendirse…” También recitó el diálogo de Romeo y Julieta que dedicó a todas las mujeres… Ambos temas fueron un pretexto para hablar “con sentimiento” a los jóvenes y a las mujeres…
Interpretó a continuación a Calibán, el esclavo salvaje y deformado de La Tempestad: es un monstruo, pero de la boca de su máscara salen las palabras más bellas… Con su interpretación quería mostrar al público cómo siempre hay un conflicto interior, entre el bien y el mal, y debemos tener conciencia de esa lucha: “el bien y el mal no son cosas contrarias, separadas, son una parte de nosotros mismos…” Personajes de extraordinaria fuerza humana, como San Juan de la Cruz, son ejemplos de esta lucha interior. Por eso Denis Rafter afirmó que “para llegar a ser Santo hay que ser humano. En la historia de las vidas de los santos siempre había momentos de debilidad e incluso pecados pero lo que nos maravilla en el carácter de ellas y ellos es su lucha interior. Durante mi trabajo en la puesta en escena de "El pájaro solitario" intenté mostrar esta lucha tanto dentro del corazón del propio San Juan como en los que están a su alrededor. Quería también mostrar la espiritualidad del ser humano y también su carnalidad. ¡Otra lucha! Opté por un trabajo actoral coral con movimientos que reflejan este doble aspecto, descubriendo el alma a través de la danza y del movimiento. Para el actor, igual que en la religión, es con la espiritualidad de la danza donde somos más completos. Es decir armonía de cuerpo, mente y alma”.
Pero donde más se deja ver la maestría de Denis Rafter, según los críticos, es Interpretando a Shakespeare. Un autor solo en el escenario con los textos de Shakespeare. Como dice el propio Denis: “Para mostrar el alma del personaje hay que quitarse cualquier máscara como actor para que el público pueda ver tu propia alma. El actor existe por causa de los sentimientos. Puede ser el último en irse. La verdad es que si los sentimientos se pierden ya no habrá necesidad del actor”.
Cantó luego una canción de Otelo, la de la bruja de Macbeth y, finalmente, el discurso del rey Lear…
Todo ello en torno a los sentimientos y las palabras, con silencios y canciones… Se hizo tan breve como un suspiro… “Detente instante, eres tan bello”. Así lo expresaría Goethe.
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