En la mesa con Santo Domingo: Renovación Jubilar de la vida fraterna
17 de mayo de 2021El pasado jueves 6 de mayo un grupo numeroso de familia dominicana tuvo la suerte de "sentarse a la mesa" para escuchar a fray Jesús Diaz Sariego, su reflexión sobre la fraternidad, en este año jubilar. Lo hacía en el marco de las Conferencias de Santa Catalina, organizadas cada año por la Fraternidad de laicos dominicos de Ntra. Sra. de Atocha.
El Prior Provincial de la Provincia de Hispania partió de ese sueño que Dios tiene para nuestra vida, viviendo la fraternidad, para ir descubriendo juntos la acción de Dios, descubrir cómo se revela a través de la Sagrada Escritura. Invitó a esa gran aventura, fraterna y apasionante como proyecto común, gastar la vida por el Evangelio, con alegría, entusiasmo y determinación.
En su intervención, fray Jesús resaltó el séptimo modo de orar de Santo Domingo, por esa intensidad comunicativa con Dios y los demás: con los pies en la tierra, pero con los brazos en alto, trascendiendo. En esa profunda oración, pedía a Dios para la Orden, los dones del Espíritu Santo y agradables deleites en la práctica de las bienaventuranzas. Ahí se debe fundamentar la vida fraterna dominicana.
La vida fraterna es un don recibido, pero además fray Jesús afirmaba: "construimos la vida fraterna con nuestras propias manos, pisando la realidad (agradable, desafiante, gozosa, sufriente…), no sólo en las relaciones horizontales, sino mirando a lo alto, para convertirnos y renovar esa vida fraterna". "Nos sentamos con los hermanos, desde el mundo interior, para ver con los ojos del corazón, acariciar los problemas con tacto, escuchar interioridades. Los sentidos desarrollan actitudes, que pueden ayudar o perjudicar a la vida fraterna".
Fr. Jesús invitó a contemplar, reflexionar y orar, en torno al icono de la Mascarella, recordando ese milagro de Domingo, de la multiplicación de los panes de los ángeles, para alimentar a sus frailes. Un banquete dónde se unen lo divino y lo humano, una predicación donde la fraternidad es el punto de partida y de llegada. El icono refleja, no sólo el alimento del pan espiritual, sino el alimento fraterno, el lugar, el refectorio, es el lugar dónde reparar las fuerzas, gozar de la compañía, de la escucha y el compartir, de orar juntos. "Deberíamos preguntarnos, dónde nos alimentamos, en qué lugar nos comunicamos y compartimos. La oración y vida en común, en armonía, es la oración de los ángeles. Si fallamos en la fraternidad, fallaremos en la predicación. El pan de los ángeles son los hermanos y las hermanas, el milagro de la vida fraterna, es lograr una vida fraterna y común. Estar sentado a la mesa, ofreciendo una oración como los ángeles, logrando esa fraternidad, esa es la santa predicación. Estamos llamados como familia dominicana, a ser testimonio de una Iglesia en comunión, que ora, proyecta, lucha y es solidaria".