Encuentro de Familia Dominicana conmemorando los 500 años del sermón de Montesino
23 de diciembre de 2011El 22 de diciembre, fecha de aprobación de la Orden, tradicionalmente se celebra un encuentro en el que participa toda la Familia Dominicana de Madrid. Este año el encuentro fue especial porque contó con la presencia del Maestro de la Orden fr. Bruno Cadoré, quien presidió las vísperas y dirigió unas palabras a los asistentes. La presidenta de la Familia Dominicana en España, la hna. Felicidad Bustillo, dio la bienvenida a todos los presentes, agradeciendo al Maestro su presencia en esa celebración, y explicando brevemente a fr. Bruno quienes constituimos la Familia Dominicana en España y cual es la misión que desempeña en educación y enseñanza en colegios y universidades, celebraciones litúrgicas, el servicio social, atención parroquial, atención a los jóvenes y familias e inmigrantes, los medios de comunicación social. Tras el rezo de los salmos, dos narradores fueron relatando cómo se fue gestando la idea de preparar y predicar una denuncia por el abuso que se estaba cometiendo con los indios en La Española de 1511, para dar paso a un fr. Antón Montesino que, desde el púlpito, predicó con pasión el sermón como hace 500 años.
Después llegaba el momento de las palabras del Maestro, quien quiso plantear brevemente lo que el evento del sermón nos enseña a nosotros, como Familia Dominicana, y a qué nos llama. Hemos transcrito el mensaje de Navidad del Maestro a partir del vídeo:
Hermanas, hermanos para expresar felicitaciones de Navidad en que celebramos el quinto centenario del sermón de fray Antón de Montesino. Solo me gustaría plantear brevemente con ustedes lo que este evento nos enseña y a qué nos llama. En primer lugar este evento nos llama a dejarnos agarrar por el poder de la Palabra divina. Me imagino a la comunidad de Española discutiendo, en estos días de preparación de Navidad. Hijos de Santo Domingo, ellos sabían que el misterio de la Encarnación debe ser y es central en la función de predicación de la Orden. Él viene entre los hombres para cumplir su deseo de alianza con nosotros y para hacerlo Dios ha elegido venir como un “mendicante”. “Mendicante” de la hospitalidad de los hombres. Se trata de proponer a los hombres participar en su Alianza y para eso el Señor de todas cosas toma la posición de uno que pide ser aceptado. La historia de la Alianza no es una demostración de poder, sino que esta historia está escrita desde las imágenes de la historia, desde los lugares como la peregrinación de María y José, que es un signo donde están los hombres que tienen poco precio para los poderosos del mundo. Eso es el misterio de la Encarnación. La Familia Dominicana debe predicar a este “mendicante” de la hospitalidad de los hombres. Los hermanos de La Española descubren que los predicadores deben vincular su destino al destino de los que tienen poco a los ojos de los hombres. Por eso tuvieron compasión de los nativos, porque les ven sufrir y están seguros de que tienen que mostrar su desacuerdo total y radical de cómo se comportan los conquistadores. Pero, más que eso, creen firmemente que el desafío es comprender la verdad del mensaje de salvación desde esta compasión para los indígenas. Desconociendo la dignidad de los indígenas, tratándolos como si no fueran hombres, los conquistadores no solo violan la dignidad de la humanidad sino también la dignidad de Dios y su propuesta de salvación del mundo.
Los hermanos de Española eran, según Las Casas, hombres espirituales, amigos de los hombres y grandes amigos de Dios. En el nombre de esta amistad, de la dignidad de la amistad de Dios con la humanidad, los hermanos vienen como testigos y servidores de esta amistad, quieren llamar a sus compatriotas a la verdad de la palabra de salvación. La Familia Dominicana es una servidora de la amistad de Dios con los hombres. Al tomar la Palabra, los hermanos de la Española quieren construir un puente entre dos mundos: luchar contra lo que hace un primer mundo potente y seguro de sí mismo, que se olvida de otro mundo y lo utiliza como si estuviera a su servicio. En cierto modo los hermanos querían ayudar al primer mundo a descubrir que no puede esperar por sí mismo sin, en primer lugar, ser un servidor del destino de aquellos que no son sus esclavos, sino que deben ser para ellos hermanos. Los europeos han cruzado los mares para ampliar sus conocimientos y probablemente para extender su poder y sus riquezas. El mensaje de los hermanos de Española es que esta aventura es mucho mejor, mucho más hermosa: descubrir un nuevo mundo debe ser para los europeos una invitación a descubrir un signo de la presencia de Dios, de la presencia de la gracia de Dios, el creador, en todo el mundo. Instalarse en el Nuevo Mundo es ser llamado a asumir una responsabilidad nueva, asumir la responsabilidad de responder ante Dios del futuro de los demás, de responder del futuro de todos. Es así que serán capaces de vivir su propio futuro, descubrir su responsabilidad, no de poseer el mundo sino de recibirlo de los otros, para ofrecer el mundo con los otros, con todos. Descubrir que la acción humana está constantemente llamada a organizarse para una promesa que no le pertenece, descubrir que hay que alegrarse y crecer por el encuentro con los demás. A través del encuentro con el otro, es la grandeza de la dignidad de toda la humanidad la que puede ser reconocida. La Familia Dominicana es servidora de esta grandeza. Como familia de Santo Domingo somos servidores de la familia humana, familia amiga de Dios. Por supuesto la predicación de Montesino tiene una serie de consecuencias que tenemos que tener en cuenta. Es una llamada muy fuerte para trabajar por nuestro mundo, un compromiso para construir un mundo en respeto, justicia y paz. Un mundo habitable para todos. Una llamada impulsada por el poder de la Palabra de Dios, esta Palabra de la cual somos, como Familia Dominicana, servidores. Esta fuerza es representada por la fragilidad humilde con la que nuestro Dios viene al mundo para ofrecer al hombre aprender a vivir con los otros y con Dios. La fuerza que nos hace ver el mundo desde las víctimas, los últimos, desde los olvidados. Familia Dominicana para ser una familia servidora de la familia humana, para ser eso, debe ser en primer lugar servidora de los olvidados.
Los hermanos de La Española eran hombres espirituales, es decir, muy amigos de los hombres y muy bueno amigos de Dios, aquel que vine al mundo como “mendicante”. Somos los servidores, las servidoras de este mendicante. Feliz Navidad.
A continuación varias personas de las distintas ramas de la Familia Dominicana fueron presentando varios símbolos que daban pie a pedir por las necesidades del mundo, de la Iglesia y de la orden: cucharas de palo (pidiendo a Dios el que seamos capaces de formar comunidades pobres, abiertas, sinceras); rosas (pidiendo a Dios por toda la Iglesia); palo de lluvia (pidiendo a los misioneros y misioneras de América Latina), lámpara de colores (por los que profesan otras religiones); Biblia (pidiendo que nuestra predicación sea dominicana y por las comunidades educativas).
Terminamos la celebración cantando el Magníficat, para pasar después al comedor del colegio de Ntra. Sra. de Atocha donde se tuvo la oportunidad de encontrarnos, de conocer al Maestro de la Orden quien todavía no había tenido la oportunidad de saludarlo, y de felicitarnos la Navidad.
La celebración puede volver a verse en nuestro canal DominicosTV Sentimos los problemas de audio en algunos momentos de la grabación.