Encuentro de Familia Dominicana en Granada
9 de junio de 2011Respondió a la convocatoria un nutrido grupo de 70 hermanos/as compuesto, en su mayoría, por laicos provenientes de las fraternidades de Alcalá la Real, Almería, Baza, Granada, Huéscar, Málaga, Motril, Murcia y Sevilla. También estuvieron presentes religiosas de la Congregación de Santo Domingo de Granada y frailes del convento de la ciudad.
El encuentro, organizado por fray José Antonio, contó con la ayuda de la fraternidad de Granada para escoger el sitio donde nos reuniríamos para comer. Comenzó en el convento de Santa Cruz con una conferencia del promotor sobre La misión de la Orden, según el Capítulo de Roma, en la que se nos exhortó a orar, estudiar, analizar, e interpretar el sermón de Antonio Montesinos con el hecho social en que vivimos en la actualidad, para ver quiénes nos necesitan y, de esta manera, poder predicar el Evangelio a los hombres de nuestro tiempo, poniendo a Cristo en el centro de nuestra vida.
Al igual que lo hiciera Montesinos, el 4º domingo de Adviento, respaldado por toda su comunidad, nosotros también debemos interpretar los signos de los tiempos siendo comunidades abiertas, que viven la pobreza evangélica, defendiendo los derechos de los hijos de Dios y su dignidad desde el servicio, sobre todo, a los más pobres e indefensos de nuestra sociedad. Así, el Capítulo General de Roma nos insta a orar y predicar dicho sermón en el 4º domingo de Adviento de 2011, precisamente cuando se cumplen los 500 años de dicha proclamación, en aquellas tierras recién conquistadas, en la que toda la comunidad, representada en Antonio Montesinos, inició la defensa de los derechos de los hijos de Dios y su dignidad, y fueron la voz de los que clamaban justicia.
Por esto, la nueva evangelización debe mirar al pasado, para coger todo lo bueno que nos ha legado pero, sobre todo, al presente y futuro para poder proclamar los derechos humanos de toda persona, pues nuestra vida de predicadores nunca será auténtica sin el reconocimiento de la vida y defensa de los derechos humanos que es inalienable. De ahí la necesidad de reinterpretar el Sermón de Antonio Montesinos en este momento presente de nuestra historia ya que no hay caridad verdadera sin compromiso por la justicia.
Terminada la conferencia nos trasladamos a la cuesta del Realejo para celebrar una eucaristía solemne, en honor de nuestro Padre, con las hermanas contemplativas del Monasterio de Santa Catalina de Sena. Fray José Antonio Segovia les dio las gracias a las hermanas por acogernos y ellas se las devolvieron y manifestaron su contento por nuestra visita. Y, acabada la misa, saludamos a las hermanas y nos hicimos la correspondiente foto de recuerdo en la fachada de la iglesia. Después nos dirigimos al convento de las Santiagas donde celebramos la ya tradicional comida en un clima distendido y de auténtica familia. Al término de ella, nos despedimos unos de otros, para volver a nuestros sitios de origen, con besos y abrazos y con el gozo de haber vivido un día entre hermanos.