Encuentros del Maestro de la Orden con la Familia Dominicana
1 de julio de 2014Encuentro con Familia Dominicana en Salamanca
Como parte de las actividades efectuadas por el Maestro de la Orden de Predicadores en su visita a la ciudad de Salamanca, el sábado 14 de junio a las 20 horas se realizó el rezo de las primeras vísperas de la Solemnidad de la Santísima Trinidad en el Monasterio de las monjas dominicas de Las Dueñas, ubicado en esta misma ciudad.
En este acto litúrgico estuvieron presentes tanto los frailes dominicos del Convento de San Esteban como el Maestro de la Orden fray Bruno Cadoré O.P. y sus acompañantes fray Bernardino Prella O.P., asistente del Maestro para la Península Ibérica, y fray Javier Pose O.P., asistente para América Latina, así como también miembros de la Familia Dominicana: las hermanas de vida contemplativa del Monasterio de Las Dueñas, hermanas de congregaciones dominicas de vida activa y seglares de la Orden de Predicadores de Salamanca y de otras zonas cercanas.
El rezo, que se desarrolló dentro de un clima fraterno, manifestó lo que a todos nos une: una misión común. Sobre este tema el Maestro de la Orden expresó unas palabras y motivó a continuar unidos en esta misión, la cual es un regalo de Dios. Habló también de la importancia de la fraternidad para poder descubrir a Dios entre nosotros y experimentarlo como Padre.
Al terminar las vísperas, pasamos todos, primero al claustro y luego a un salón para seguir compartiendo distendidamente, al mismo tiempo que tomábamos unas pastas y unos refrescos.
Encuentro con Familia Dominicana en Vitoria
El Maestro de la Orden llegó a Vitoria el día 20 de junio, y ese mismo día por la tarde, a las 20.30 h. celebramos la oración de vísperas en la capilla de nuestra iglesia de Santa María de los Ángeles. A pesar de ser una tarde de fuerte tormenta y lluviosa, nos reunimos en torno a cincuenta personas, entre las que estaban los miembros de la naciente fraternidad laical de Santo Domingo, y otros amigos y allegados a la Familia Dominicana y a nuestra parroquia. Al final de la oración se incorporó el obispo de la diócesis, D. Miguel Asurmendi, a quien el Maestro de la Orden ofreció que nos diera la bendición, antes de concluir con el canto de la Salve y la antífona a Nuestro Padre Santo Domingo.
Tal y como estaba previsto, después de las vísperas, el Maestro y sus socios compartieron con la comunidad de frailes y todas las personas que vinieron un piscolabis en el salón del 1º piso, en el que hubo tiempo para los saludos, la charla amistosa y el encuentro fraterno.
Al día siguiente, el sábado, día 21, comenzó a las 8.00 h. con la celebración de la Eucaristía en el Monasterio de Santa Cruz de las Dominicas contemplativas de la ciudad, a la que siguió un rato de encuentro y diálogo de la comunidad de monjas con el Maestro de la Orden y sus socios.
Encuentro con Familia Dominicana en Valladolid
El lunes 16 el Maestro de la Orden llegó a Valladolid, y esa misma tarde se reservó un momento especial donde el Padre Maestro tuvo la oportunidad de compartir con toda la FD un rato distendido en el que, una vez más, pudimos comprobar su cercanía y sencillez. El acto tuvo lugar en el monasterio del Corpus Christi, a las 19,00. Toda la FD de Valladolid, se congregó en la iglesia del monasterio para compartir el solemne rezo de vísperas. Representantes de todas las congregaciones de dominicas de vida activa, los miembros de las Fraternidades Laicales de Santo Domingo y los frailes del convento de San Pablo y San Gregorio pudimos orar junto a Fr. Bruno, Fr. Javier Pose y Fr. Bernardino Prella, para posteriormente, en el claustro del monasterio, disfrutar un momento de charla distendida en torno a un ágape fraterno con el que nos obsequiaron las monjas.
En el rezo el MO dirigió unas brevísimas palabras, destacando la importancia de la predicación que nos debe definir a todos como familia dominicana. Predicación que no es otra cosa que poder “abrir la puerta” para que los hombres descubran a Jesucristo. Esa es nuestra misión y es lo que debe unirnos a todos como familia.
Encuentro con Familia Dominicana en Madrid
Doscientos miembros de Familia Dominicana se dieron cita en la Basílica de Ntra. Sra. de Atocha de Madrid, convocados por el Maestro de la Orden con el objetivo de orar y dialogar sobre la misión de los dominicos en España.
El encuentro tuvo lugar en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, por eso la hermana Pilar del Barrio, Secretaria de Familia Dominicana, recordó el pasaje de la vida de Santo Domingo en el que los dos Apóstoles le entregan el bastón y los Evangelios y le envían a anunciar la Buena Nueva por todo el mundo. El encuentro con el sucesor de Santo Domingo debía servir como recordatorio de nuestra misión como predicadores a los confines del mundo, en comunión con toda la Iglesia representada en las figuras de los Apóstoles.
Fr. Bruno quiso glosar la breve lectura de las Vísperas, exhortando a las comunidades de las diversas ramas de Familia Dominicana a que hablasen con más frecuencia de Dios en su día a día, porque solo «quienes hablan de Dios entre ellos pueden después hablar de Dios a los demás».
Una vez reunidos en el Salón de Actos del Colegio Virgen de Atocha, y hechas las presentaciones oficiales de los grupos presentes, dio comienzo el diálogo en el que el Maestro fue dando respuesta a las preguntas que le planteaban. La primera persona en intervenir se preguntaba si, ante la situación actual, no tendríamos que prepararnos para un ars moriendi. La respuesta fue muy clara: «estamos en un momento de nacimiento, no estamos muriendo», explicando después los distintos modos que existen de nacer. La Familia Dominicana, como la Iglesia tiene que nacer a la escucha y del amor del mundo, a las necesidades de los otros. Como verdadera Familia para lo que no es suficiente hacer algo juntos sino que hay que ser juntos como fue al inicio de la Orden, con la predicación como pilar fundamental que constituye su ser y sentido: «La Familia Dominicana, como la Iglesia, se hace predicando». La mejor manera de empezar a nacer es «ser comunidad de humanidad y de fe, porque no somos comunidades de trabajo, somos comunidades de humanidad y de fe».
Fue igualmente claro en su llamada de atención a la gestión de nuestros bienes, recordando que somos mendicantes y que tenemos que abandonar nuestras comodidades y seguridades, siguiendo las indicaciones del Papa que nos invita a salir de nuestras posiciones, para encontrar a los que no vienen, los que no están aquí, para los que no conocen a Cristo: «Se trata de algo más que itinerancia, se trata de salir a los lugares donde nadie nos espera para recibirnos, sin seguridad para descubrir que nuestra seguridad es el futuro de Cristo».
A los jóvenes, en su inquietud por mejorar la comunicación en Familia Dominicana, les respondió confirmando esa necesidad de comunicación, de crear cauces de comunicación habitual en la que cada una de las ramas pueda contar su propia experiencia en los distintos campos de misión, y evaluar esa comunicación con cierta frecuencia.
En este mundo globalizado, intercultural, ¿cómo anunciar la Palabra a los que no son, creen ni piensan como nosotros?, esa fue la última pregunta que los laicos dirigieron al Maestro. La respuesta no era fácil, por eso fr. Bruno aconsejó que siguiéramos las pautas que el mismo Jesús tenía para dirigirse a los que no formaban parte del pueblo judío: saliendo al encuentro de los demás, sin miedo, escuchando primero lo que tienen que decir, para iniciar después una conversación: «Encontrarnos sin tener miedo de que necesitamos a los otros».
El Maestro de la Orden estaba acompañado por dos de sus socios, y también su voz se escuchó en el encuentro. Fr. Bernardino Prella, asistente para la Península Ibérica, profundizó en el ars moriendi y ars nasciendi del que se habló al inicio, insistiendo en que hay que morir para volver a nacer, y tomando como referencia las palabras de Jesús «si el grano no muere no da fruto» aclaró que existen distintas maneras de morir de la cual destacaba la tercera, cuando el grano se convierte en harina, para lo cual el grano en sí no puede, necesita de otro para convertirse en harina, ¡con la cual hacer una hermosa tarta! Así nosotros necesitamos que, con las circunstancias externas como puede ser la salud, la edad, nos convirtamos en harina para hacer una tarta con la que ofrecer una fiesta a los otros.
A fr. Javier Pose, asistente para América Latina, le preguntaron qué situaciones en aquel continente necesitan de nuestra solidaridad. No citó ninguna situación en concreto, prefirió resaltar la importancia de los «rostros concretos», tomar en serio la persona, la urgencia de escucharles y responder a las personas en particular con nombre y apellidos.
Al final del diálogo el Maestro quiso recordar a los hermanos y hermanas que están en países como Irak, Centroáfrica y Nigeria, para que rezásemos por ellos y también por los pobres de esos países, cristianos o musulmanes, porque en situaciones de guerra son siempre los que más sufren.
El encuentro finalizó con un ágape en el patio del Colegio Virgen de Atocha.