En 4 de junio, en Montesclaros, donde fr Bonifacio Llamera celebró su primera misa solemne, nos reunimos un numeroso grupo de dominicos para recordar con gratitud a este notable formador que fue Maestro de estudiantes desde 1945-1959, fecha de su muerte prematura.En la eucaristía escuchamos como Palabra de Dios la Carta a los Hebreos sobre el sacerdocio de Jesucristo referencia decisiva en la espiritualidad del P. Bonifacio. Y el comentario más sabroso fueron algunas reflexiones suyas poco antes de morir, que nos permitieron experimental su presencia cercana y serena, invitándonos: “sacerdote para siempre”. Después, varios frailes de distintas generaciones que recibieron la impronta de aquel maestro espiritual, destacaron no sólo aspectos relevantes de su personalidad sino también principios y criterios en el programa de formación. Nuestra celebración terminó compartiendo la mesa fraterna y con un abrazo para decirnos: ¡seguimos en comunión!

Evocar significa mencionar algo del pasado desde una situación actual. Dada nuestra condición histórica, esta evocación del pasado es imprescindible para la buena salud del presente. Los principios y criterios de formación que recibimos del P, Bonifacio Llamera nos han ayudado para la difícil travesía en estos años de tantos cambios inesperados que nos ha tocado vivir. Hemos querido recordarlos -hacerlos pasar de nuevo por nuestro corazón- para consuelo mutuo en la fe. Nuestro deseo es transmitir este valioso legado a las nuevas generaciones. Tan peligroso es un anquilosamiento en el pasado como el empeño por abrir nuevos caminos olvidando la tradición viva que de algún modo nos constituye.