Experiencia original de predicación con la participación de fray Jaume Boada i Rafí
8 de junio de 2012En la Casa Generalícia de la Congregación de Saint Joseph de Cluny de Paris, extendida por los cinco continentes, con más de 3000 religiosas, un grupo de cuatro frailes han vivido una colaboración interprovincial de predicación. Ellos están convencidos de que ha sido una experiencia dominicana única o, en todo caso, especial. El día 28 de mayo, con motivo de la inauguración del Capítulo General, el P. Jean Claude de la Vigne, Prior de la Comunidad de París, Faubourg St. Honoré, tuvo a su cargo las conferencias introductorias: situando el papel de la Congregación de Cluny en el conjunto de la Vida Consagrada en el mundo y en la Iglesia de hoy.
Dos días después, el 30 de mayo, comenzaron los ejercicios espirituales: Fr. Henry Donneaud, de la provincia de Toulousse, predicó a las hermanas de lengua francesa; fr. José Luis Almeida Montero portugués de la provincia de Francia, dirigió los ejercicios a las hermanas de habla portuguesa, y fr. Michael Monschau de EE.UU., profesor del Angelicum estaba dedicado al grupo más numeroso: el de habla inglesa. Fra Jaume Boada i Rafí predicó al grupo más pequeño de todos: el de habla española. La Congregación de St. Joseph de Cluny tiene 31 provincias extendidas literalmente por el globo terráqueo. Sólo en la India y países limítrofes tiene 6 provincias.
Durante las comidas, los cuatro frailes dominicos comentaban que tenían el privilegio de predicar a gente de todo el mundo. Y que en aquella inmensa casa estaban viviendo una experiencia única de la universalidad de la Iglesia. Fray Jaume Boada nos comenta que nunca había visto gente tan diversa ni de tantas razas, lenguas, pueblos y naciones… hasta de aquellos países que sólo son un puntito en el globo terráqueo. Como anécdota señala que en los turnos del servicio de la mesa de los frailes había hermanas del Nepal, Haití, Madagascar y del norte de la India coordinadas por una hermana francesa de origen americano. En el comedor de las hermanas, como es lógico, se turnaban todas.
Cada grupo lingüístico siguió su horario peculiar de ejercicios espirituales en lo relativo a las celebraciones litúrgicas, las meditaciones predicadas, la atención personal a las hermanas etc. Los cuatro predicadores coincidían en la mesa durante las comidas, que todos hacían a la misma hora. Los frailes tenían para ellos un pequeño comedor que hacía, a su vez, de “sala de comunidad”, aunque muchas veces se prolongaban las conversaciones en el inmenso jardín circundante. Uno de los días, después de la cena, fueron todos de paseo a visitar el inmenso “ginko” que es el árbol más grande del jardín. Se trata de una especie arbórea muy rara en Francia. La forma peculiar de sus hojas estaba grabada en el logo del Capítulo. En la mesa de los frailes se hablaba básicamente en francés e inglés. Algunas veces en español… y poco se podía decir en catalán, lamenta fray Jaume.
Cada predicador orientó el temario de su predicación y la distribución de la jornada de acuerdo a sus criterios. Importa destacar que una experiencia admirable y claramente enriquecedora y la convivencia fraterna de una agradable y hermosa personalidad. No se les había dado ninguna “instrucción” al respecto, pero todos llevan el hábito dominicano, hecho que daba un colorido especial a la casa. Las hermanas de la Congregación de Cluny suelen usar el mismo habito de color azul, excepto las hermanas procedentes del sur de la India que vestían el sari anaranjado, como acostumbran todas las religiosas que se dedican a la atención de los pobres.
Los cuatro predicadores se encontraron el día 29 de mayo por la noche para la cena, pero el inicio efectivo tuvo lugar el 30 como quedó ya dicho. Todo el itinerario de ejercicios acabó el día 4 de junio a “l’aprés-midi”, con la celebración de la misa “internacional” de clausura del retiro con la misa final a las 18 horas. En esta celebración de clausura del retiro concelebraron el P. Michael, que predicó en inglés con su estilo desenfadado, simpático y claro, y el P. Jaume, que presidió la misa cuya lengua básica fue el español, con cantos y peticiones en las más diversas lenguas. Cada grupo étnico o lingüístico de las hermanas se hizo cargo de los diferentes cantos de esta misa de clausura con gestos celebrativos de una riqueza que visualizaba la universalidad de la Iglesia y de la misma Congregación. Nadie olvidará, sin embargo el colorido y el acompañamiento musical y sonoro de la danza de las ofrendas a cargo de las hermanas africanas. Todo muy sencillo y bello. La renovación de los votos fue pronunciada por cada hermana en su propia lengua. Y en un aparente guirigay, todo sonaba a universalidad y a comunión.
Fr. José de Almeida Montero ya había marchado a su convento de Lyon el sábado anterior al día de la clausura después de la predicación de la tarde. Él había escogido como tema de los ejercicios a San Pablo vida y doctrina. Fr. Henry Donneaud predicó a partir de un comentario de la secuencia “Veni Creator”. Regresó a su comunidad de Toulousse el domingo por la tarde. Fr. Michael Monshau siguió un temario amplio de Teología Espiritual con una dinámica y estructuración pedagógica admirables. Regresó a Roma el martes por la mañana. Fr. Jaume Boada i Rafí inició su predicación con la proyección del DVD “De dioses y hombres” acompañada de una reflexión previa entregada por escrito, y largamente comentada, que acentuaba la interrelación entre “Consagración y martirio”. Las reflexiones de fra Jaume se centraban, en cada uno de los dos tiempos de predicación o meditación diarios, en pequeños textos de la Palabra que iban configurando la presentación de un ‘estilo’ de vida consagrada actual que se vertebraba a partir de la experiencia oracional. Es interesante remarcar que casi todas las hermanas de habla española habían visto ya la película de los monjes trapenses mártires en una o varias ocasiones. Pero todos coincidieron en que leshabía “metido” de lleno en un clima de silencio intenso y peculiar que sólo podía tener su expresión en un ‘nuevo’ compromiso de vida.
Cada uno de los predicadores tenía su horario y su despacho ‘personal’ para la atención de las hermanas, confesiones etc. No “agotaron” todo el inmenso trabajo en este terreno dado el gran número de las hermanas capitulares, más de un centenar: poco antes de marchar, Fr. Jaume que fue el último en dejar la casa, y es testigo de ello, pues hasta el último momento estuvo ocupado atendiendo a hermanas capitulares. Fr. Jaume viajó de regreso a Girona el mismo martes por la noche.
Es un motivo de alegría y esperanza: un gozo para todos nosotros poder dar una noticia como ésta!. Los frailes que la protagonizaron lo comentaron varias veces, se sintieron auténticamente privilegiados al haber sido llamados a predicar en una ocasión así.