Domingo Martín López nace el 17 de agosto del año 1937, en un pueblecito, arropado por la Peña de Francia, llamado Casas del Conde, en la provincia de Salamanca. Es aquí donde recibe ese carácter intrépido, tímido y cariñoso que le acompañó durante toda su vida. Sus padres fueron Alonso y Beatriz, trabajadores incansables y con hondas raíces cristianas que Domingo recibe como herencia anticipada y que le marcará y orientará toda su vida.

           A los diez años entra en la escuela apostólica que los Dominicos teníamos en Corias; un pueblecito de Asturias, donde realiza los estudios de humanidades.

          El día 12 de septiembre de 1954 comienza el noviciado en el convento de San Pablo de Palencia, iniciando así su andadura en la Orden Dominicana. Terminado el noviciado, se consagra a Dios por tres años con la llamada “Profesión Simple”, con fecha 13 de septiembre de 1955. Pasa a realizar los estudios de filosofía en el instituto de los Dominicos en Las Caldas de Besaya, provincia de Santander. Tres años más tarde, y en este convento de Las Caldas de Besaya, el 21 de septiembre de 1958, se entrega a Dios para toda la vida con la profesión Solemne. Se traslada a Salamanca para realizar los estudios de Teología en el Convento de San Estaban de esta ciudad. Progresivamente va recibiendo las distintas órdenes que le lanzan hacia el presbiterado; ordenándose de diácono el 16 de marzo de 1961 y culminando su carrera con la ordenación sacerdotal el 15 de abril de 1962. Es licenciado en Filosofía y Teología.

           Terminados sus estudios es destinado a ejercer su ministerio en el convento de Santo Domingo de La Coruña, siendo este el único destino que ha tenido desde su ordenación. Aquí desempeña los trabajos de Profesor desde 1963 al 1990; director de Emisiones del Cine Club, primer Cine Club que se tuvo en La Coruña, entre los años 1969/1980. Secretario del Colegio entre los años 1969/70. Consejero conventual en distintas etapas. Administrador del Colegio y de la Comunidad entre los años 1977 al 1990.

           Cuando dejó su actividad docente se dedicó con total entrega al servicio de los demás, acudiendo a las necesidades de los más necesitados, ejerciendo una gran labor pastoral y asumiendo ser coadjutor de la parroquia de Santiago de nuestra ciudad.

           Destacó por su amor la Virgen del Rosario, por su entrega generosa y atención a todos los que le necesitaran. Conocía a la mayoría de las personas de este reducto compacto y unido de la Ciudad Vieja. Cualquier persona con la que te encontraras siempre te preguntaba por él.

          Su estado de salud se debilitó hace seis años por lo que se vio obligado a dejar su misión pastoral en la Parroquia de Santiago y tuvo que someterse a distintas intervenciones quirúrgicas.

           El día 26 de septiembre de 2016, fue operado de la segunda rodilla con el fin de ponerle una prótesis. Todo salió bien, pero la naturaleza, a veces, se manifiesta de forma contraria a las necesidades y deseos de los médicos y los pacientes. Una complicación de riñón y una arritmia de corazón desembocó en lo inesperado. Falleció el día 27, a las 22,30 h. Descanse en paz.