Festividad de Santo Tomás de Aquino en la Facultad de San Esteban
1 de febrero de 2016La Eucaristía fue presidida por el Socio del P. Provincial de la Provincia Hispania, Fray Francisco José Rodríguez Fassio, O.P., representando al Vicecanciller de la Facultad, Fray Jesús Díaz Sariego, O.P.; en ella participaron un buen número de profesores, los alumnos de la Facultad, numerosos alumnos y antiguos alumnos de la Escuela de Teología San Esteban, y algunos miembros de la Academia Santo Tomás de Aquino. A continuación tuvo lugar un acto académico en el Aula Magna de la Facultad, que corrió a cargo de Doña Blanca Castilla de Cortázar, Doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y Doctora en Teología por la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. El título de su lección fue: «El amor, la misericordia y la imagen de Dios. De santo Tomás de Aquino a san Juan Pablo II». Comenzó situando el amor de misericordia en el marco de la misericordia de Dios, tomando a Dios (Trinidad) como modelo, y disertando sobre el significado que tiene la afirmación bíblica de que el hombre es imagen de Dios. La plenitud de esta imagen –señaló– no está en uno (en Adán), sino en los dos; la imagen de Dios está en una persona cuando ama. La «comunión» es la clave de la singular semejanza del hombre con Dios. Luego centró su atención en el tema de la misericordia, que es otro aspecto del amor; consiste en sentir la desdicha de otro. En su intimidad Dios es amor, pero no misericordia, porque en Dios no hay desdicha. El amor se basta a sí mismo, pero nada es bastante para el amor. Siguiendo el pensamiento del Aquinate, afirmó que el amor de la creación ya es misericordia, porque la mayor indigencia es el no existir. Recordó la afirmación del predicador del papa, Raniero Cantalamessa, quien sostiene que la misericordia es anterior al pecado. Dios ha creado al hombre por misericordia. El pecado fue redimido por la misericordia. Recordó la argumentación de santo Tomás en la Suma cuando se pregunta por la ventajas de que Dios nos haya redimido de forma tan costosa. Ciertamente, no era necesario llegar hasta ahí, pero si Dios dio ese paso fue por había más ventajas, pues si Cristo no hubiera muerto en la cruz no conoceríamos hasta qué punto Dios nos ama. La pasión de Cristo tiene la ventaja también de aumentar más nuestra dignidad humana. Concluyó diciendo que el amor misericordioso de Dios nos permite tener una visión optimista a pesar de que vemos nuestro mundo tan lleno de males.
El acto se cerró con unas breves palabras de Fray Francisco José Rodríguez Fassio, O.P., y seguidamente los asistentes –más de 120 personas– pudieron compartir un vino español que se sirvió en las instalaciones de la Facultad.