Ese día nos acompañó el obispo castrense, el Provincial de España, la comunidad dominicana del Olivar, su familia, seminaristas y muchos fieles que llenaron nuestra iglesia conventual y parroquial.

El testimonio de todos los que intervinieron fue unánime: la vida del P. Morales es la de un hombre fiel a la iglesia, a su profesión religiosa y a su sacerdocio. Él nos contó, en unas palabras cargadas de emotividad, que durante sus sesenta años de sacerdote, ni un sólo día había dejado de celebrar la eucaristía.

Quienes tenemos la suerte de vivir con él sabemos y disfrutamos de su gran calidad humana y religiosa, y le pedimos a Dios que pueda estar con nosotros mucho tiempo más.

¡Gracias P. Isidoro!

Dominicos - Olivar