"Santo Tomás puede ayudarnos a recuperar una ética de la virtud"
27 de junio de 2019Durante el fin de semana del 21 al 23 de junio de 2019, ha tenido lugar en el convento de San Esteban de Salamanca un encuentro de formación permanente sobre santo Tomás de Aquino. Durante dos días y medio los frailes dominicos de la Provincia de Hispania han dedicado varias sesiones al estudio de la figura y el pensamiento del Aquinate, así como al conocimiento de la edición Leonina de sus obras.
Para ello han contado con la presencia de Fr. Franklin Buitrago Rojas, decano la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás de Bogotá (Colombia), quien ha presentado una introducción general a santo Tomás, mostrando su perenne actualidad y utilidad, así como su teología de la gracia, de los sacramentos y de las virtudes.
Fr. Franklin ha expuesto la vida y obra del santo siguiendo los siguientes puntos: el contexto histórico-cultural del s. XIII, su formación en Nápoles, París y Colonia, el período de enseñanza en París, sus disputas con los maestros seculares, sus años de docencia en Italia, una segunda etapa de enseñanza parisina, otra en Nápoles y, finalmente, los últimos momentos de su vida. A la hora de abordar la interpretación del pensamiento tomista, habría dos modos: hacer arqueología, considerando su pensamiento como una pieza de museo, lo que conduciría a «petrificarlo» con lecturas de tendencia literalista (cosa poco recomendable), o bien inspirarse tanto en su doctrina como en su sabiduría, poniéndolo así en diálogo con otras corrientes más actuales (filosofías hermenéutica y analítica, por ejemplo); en este segundo caso se trataría de centrarse más bien en el método que el mismo Tomás utilizó.
Por lo que respecta a la cuestión sobre las virtudes, dentro de su magna Suma de teología (1265-1274), el ponente defendió que santo Tomás puede ayudarnos a recuperar una ética de la virtud, frente al emotivismo de Hume (basado en el sentimiento) o el deontologismo de Kant (con base en el deber), corrientes de la modernidad que han llegado a nuestros días. Algunos autores recientes se sitúan también en la línea del Aquinate: Anscombe, Pieper, MacIntyre… Siguiendo Tras la virtud (1980), obra de este último filósofo, hizo un recorrido histórico de la concepción de las virtudes. Se detuvo de modo particular en la virtud de la prudencia, proponiendo a los participantes le lectura y reflexión sobre un par de artículos de la Suma dedicados a esta cuestión. Resaltó el hecho de que la presentación de las virtudes en la obra del Aquinate tiene detrás toda una antropología teológica.
Por otra parte, dos miembros de la Comisión Leonina, Marta Borgo y Iacopo Costa, hicieron una presentación general de dicha comisión. Además de mostrar su historia y misión, también presentaron su método de trabajo: cómo se realiza el tratamiento y el estudio de las fuentes de santo Tomás (ecdótica, crítica textual…), ejemplificándolo posteriormente con el tratado De virtutibus.
Respecto a la historia, fue el 4 de agosto de 1879 cuando el papa León XIII promulgó la encíclica Aeterni Patris, con el fin de promover el estudio de la filosofía en las instituciones eclesiales, teniendo como modelo la enseñanza de santo Tomás. El 15 de octubre del mismo año, mediante la epístola Iampridem considerando, decretó la fundación de la Academia de Santo Tomás en Roma, así como la publicación de una nueva edición (Leonina) de las obras completas del Aquinate, como actualización de la edición Piana (Roma, 1570). Tras un tiempo de avance, los dominicos dieron un paso adelante, sugiriendo que lo mejor era realizar una edición crítica. Aunque la Santa Sede fuera la promotora originaria del proyecto, fue la Orden de Predicadores quien decidió asumir la responsabilidad de este proyecto. En algún momento de su historia la Comisión llegó a tener diversas sedes: Roma, París, Ottawa y Torrente (Valencia).
En cuanto al método de trabajo, hay que decir que el acceso al autógrafo del santo es prácticamente imposible: en su lugar, se trabaja con apógrafos (copias de los manuscritos originales). Además, en la época medieval existían los exempla, que equivalían a libros de texto para la universidad. Para agilizar la copia de libros, la universidad los dividía y distribuía en fascículos o pescia. Por lo que se refiere a las obras de santo Tomás, tenemos dos tradiciones textuales: la universitaria y la conventual. A partir de estos materiales, se puede ir reconstruyendo el aparato crítico de la obra tomasiana, incluyendo las diversas variantes textuales.
Además de sesiones de formación, también ha habido momentos culturales de asueto, como la visita nocturna a la catedral de Salamanca, la visita a la biblioteca Fray José Luis Espinel Marcos, especializada en libro antiguo o histórico, guiados por el responsable de este fondo bibliográfico, Fr. Bernardo Fueyo. Asimismo, una cena fría y visita al convento de San Esteban, a cargo del prior conventual, Fr. Ricardo de Luis Carballada.
El encuentro finalizó el domingo 23 con la misa de la fiesta del Corpus Christi en la iglesia conventual, celebración presidida por Fr. José Luis Ruiz Aznárez, socio del Prior Provincial.