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“Gracias, la última palabra”

19 de febrero de 2013
“Gracias, la última palabra”

Luis Jaramillo, director de COPE Castilla y León, abrió el acto de homenaje reconociendo que el «Padre Gago», fue un «periodista de raza, comunicador de primera, persona adelantada a su tiempo», referencia y maestro para muchos profesionales de la radio. La COPE fue su segunda familia. En la radio pudo dar cauce a su primera vocación, la de sacerdote dominico, y se sirvió de los medios de comunicación para, como buen predicador, «transmitir y comunicar, convencer con la razón, ilusionar y emocionar con la palabra».

Fr. José Luis tenía una idea muy clara de lo que tenía que ser una radio al servicio de la Iglesia: «Lo suyo no era lo de hablar para convencidos sino que lo suyo era llevar esa voz lejos, conseguir emplear ese novedoso medio de comunicación como era la radio para difundir el mensaje cristiano sin el lenguaje a veces complejo que usa la Iglesia y sin los tecnicismos que solo llegan a comprender los iniciados», reconoció Jaramillo. Por esa razón siempre creyó en una radio generalista, en la que tuviera cabida cualquier tema, seguida por creyentes y no creyentes, tolerante, «alineada con los valores y principios de la Iglesia sí, pero respetuosa con todos, dispuesta a servir a la verdad y a los oyentes», para servir así a la Iglesia.

El director de COPE Castilla y León repasó la trayectoria de José Luis en la radio, especialmente el tiempo en que estuvo de director general de COPE, tiempo durante el cual fue capaz de superar divisiones y llevar adelante la centralización de las emisoras populares, el tiempo de las «estrellas» de la COPE que situó a esa emisora a la misma altura y categoría que otras grandes emisoras de España. En el año 2000 dejó su trabajo en la COPE, pero nunca se desligó de los medios de comunicación, colaborando en programas de televisión, radio, internet… Estuvo colaborando con COPE hasta unos meses antes de su fallecimiento, con un comentario al Evangelio de cada domingo.

Destacó también su amor por la música, apoyando a grupos como «Tahona», un conocido conjunto de música tradicional de Castilla y León; y su devoción a San Martín de Porres, siendo director de la revista «Amigos de San Martín» durante varios años.

D. Luis Jaramillo anunció que, como homenaje a su persona y por lo que significó fr. José Luis para la COPE de Valladolid y para la ciudad, y a petición del arzobispo de Valladolid D. Ricardo Blázquez, se va a «bautizar» el estudio central de la cadena COPE en esa ciudad con el nombre de José Luis Gago.

La directora de la editorial Narcea, Dña. Mónica González, por su parte, presentó el libro póstumo del padre Gago, «Gracias, la última palabra». Una obra que es culminación de su vida, una vida dedicada a los demás: a su comunidad, amigos, familia, a la vida cotidiana, a la radio y a «tantas cosas que nos hablan de un hombre con el corazón lleno». Es un libro lleno de optimismo, como queda recogido en la introducción del libro: «En un mundo tan apegado a la negrura y la intrascendencia es reconfortante encontrar personas como el padre Gago que transmiten optimismo real ante la vida. Esto es lo que se percibe en cada acción de gracias de este libro que nos hace caer que estamos rodeados de pequeños detalles y de gestos sencillos de los que apenas nos damos cuenta y que son un filón inagotable para mostrar nuestro agradecimiento a Dios».

La directora de la editorial Narcea reconoció que escribir no solo fue una de las pasiones de la vida de fr. José Luis, sino también una bonita contribución a sacar lo mejor de cada persona en un canto agradecido a la vida. Terminó su intervención dando gracias por José Luis quien, aunque no está ya físicamente con nosotros, está en sus libros, perdura en sus escritos, «gracias Dios por todo, y sobre todo por José Luis».

José Luis GagoFr. Salustiano Mateos Gómara, prior del convento de San Pablo y San Gregorio, destacó la coherencia entre lo que Gago escribió y vivió: «Su contenido no es producto de una elucubración intelectual, amasijo de ideas bien entrelazadas, sino que es expresión de una forma de vivir que queda plasmada en un escrito. Es gratificante comprobar que lo que dice no es mera teoría, sino lo que él vivía. Lo que escribió es lo que vivió». Son una confesión amasada en mucho tiempo de silencio, de soledad, de encuentro con la fuente de la vida, de encuentro con Dios. Del libro sorprende, a juicio de fr. Salus, que, aunque muchas de esas reflexiones las escribió ya desde la experiencia de dolor por su enfermedad, el libro sea un canto a la vida, cuando él se encontraba tan cerca de la muerte siendo consciente de ello.

El prior explicó que el libro está compuesto de cien reflexiones realizadas por Gago acerca de las cosas cotidianas de la vida, aquello que nos rodea, algo por lo que nosotros no somos capaces de detenernos a valorarlo y él quiere hacerlo en la reflexión. Cada capítulo comienza con las palabra «Gracias porque al fin del día…», y después da gracias a Dios por todo: por la vida, por la palabra, por la salud, por los bienes materiales, por la familia, por los pobres, por la humildad, por el afecto, las fiestas, la música, en fin por todo lo que nos rodea. Libro de doscientas veinte páginas, toda una meditación y todo un canto a lo que era fr. José Luis Gago: un amante de la vida.

«¿Qué queda tras la lectura de este hermoso libro? -se preguntaba el prior de San Pablo y San Gregorio- Pues queda la grata sensación de haberse topado con una persona vitalista, entusiasta de haber vivido y haber descubierto en el trascurso de su vida las huellas claras de Dios. Y son esas huellas las que le conducen a esperar con confianza todo lo bueno que ha de venir y de ahí nace su optimismo, el que él transmitía con su forma de afrontar lo que el día a día le iba proporcionando. Optimismo que él sabía expandir como forma de colaborar a crear una atmósfera de amistad y cordialidad». Por eso a él le debemos el agradecimiento.

Concluyó con las mismas palabras con las que se cierra el libro: «A él que supo sembrar a su alrededor alegría y esperanza, podemos gritarle desde esta orilla: Gracias José Luis por dejarnos entrar en ese recinto personal donde guardabas estas escuetas reflexiones reflejo nítido de ese mundo tuyo rico y valioso. Gracias José Luis por este regalo».

"Gracias, la última palabra" en la Editorial Narcea

  

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