H. Hesse o el juego mágico con las palabras: La obstinación por la belleza.
26 de noviembre de 2013“Me encontré con dos libros de Hermann Hesse en la biblioteca a los doce años y me fascinaron”, reconoció el conferenciante, José Antonio Solórzano, director nacional de Pastoral de Escuelas Católicas. Esa fascinación le llevó a leer y estudiar la vida y obra del literato, y a escribir su tesis sobre él, convirtiéndose en uno de los mejores conocedores de su obra en España.
Solórzano comenzó su conferencia en el Aula Magna de San Esteban de Salamanca haciendo un recorrido por toda la trayectoria de Hesse, a través de sus acuarelas, sus poesías y sus novelas. Con palabras de Volker Michels, biógrafo de Hermann Hesse, José Antonio Solórzano quiso hacer ver a los presentes la importancia de la obra de Hesse: “Nos enfrentamos –decía Volker- a una obra que, por su copiosidad, personalidad y vasta influencia, no tiene paralelo en la historia de la cultura del siglo XX”. El autor alemán, que vivió la mayor parte de su vida en Suiza, cuenta con una obra de más de 14000 páginas, a las que hay que sumar más de 3000 recensiones, y 35000 respuestas personales a cartas recibidas y más de 200 tesis que tienen a Hesse y su obra como objeto de estudio.
El conferenciante calificó al escritor como un “outsider marginal y muy centrado en su camino interior”, explicando que Nietzsche, Novalis, Hölderlin o Goethe le influyeron y que se sirvió del psicoanálisis para superar problemas familiares. Consideraba la realidad como lo interior del hombre y fue el primero que distinguió tipos o perfiles de personas: el razonable y el piadoso. De vida un tanto desastrada, “escribía según le iban viniendo las ideas, a menudo de noche tras pasar el día paseando”. Lo que Solórzano ha resaltado más de Hesse es que consideraba que “la misión del literato no es decir lo importante de manera sencilla, sino lo sencillo de manera importante”.
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