Homenaje a los dominicos de la Parroquia de Santa Catalina de Madrid
7 de mayo de 2017El día 30 del pasado mes de abril, tuvo lugar en la parroquia de Santa Catalina de Siena en Madrid un emotivo acto con motivo del descubrimiento de una lápida agradeciendo la presencia y la labor de los dominicos en ella durante 50 años.
En la Eucaristía, presidida por el Vicario de zona, D. Alfonso Lozano, y concelebrada por el actual Párroco, D. Mauricio A. Palacios, los sacerdotes coadjutores, fr. Alberto Carmona, párroco que fue de la parroquia, fr. José Luis Aznárez y fr. Francisco J. Rodríguez Fassio, socio y representante para la ocasión del Prior Provincial, se glosó, con las lecturas de la liturgia del día, la figura de Santa Catalina, titular de la parroquia cuya solemnidad, trasladada, se celebraba. También se hacía memoria de la labor pastoral intensa y fecunda de la Comunidad dominicana a lo largo de estos diez lustros.
Antes de finalizar, el Socio del Provincial dirigió unas palabras a la asamblea agradeciendo en nombre del Prior Provincial y de toda la Provincia este homenaje y destacando la dedicación, entrega de los diferentes hermanos que han pasado por esta misión y los lazos de afecto intenso y recíproco que existen y seguirán existiendo entre la Parroquia y la Orden.
Tras la celebración eucarística, en el atrio del templo se descubrió una lápida como memoria de este acto.
Seguidamente, en los locales parroquiales se sirvió una comida fraterna en el curso de la cual, cada grupo presentó su tarea específica (catequesis en sus diferentes niveles, sacramentos, enfermos, etc., etc.), así como el presbiterio encargado de continuar el servicio prestado por los dominicos hasta el momento de retorno de la parroquia a la diócesis. Al finalizar, fr. Alberto Carmona, que durante largos años ha ejercido las funciones de coadjutor y párroco, en una emotiva intervención, desgranó algunos momentos especialmente significativos desde la erección de la parroquia, por ejemplo, la construcción del nuevo templo y sus dificultades, superadas con la fuerza de la fe y la ayuda incondicional de los feligreses, especialmente miembros del Camino Neocatecumenal.
Un evento, pues, que deja constancia tanto de la entrega pastoral de nuestros hermanos, como del agradecido recuerdo de todos aquellos que han recibido y han colaborado con esta misión evangelizadora.