Inauguración del curso en la Facultad de Teología de San Esteban
8 de octubre de 2010La Inauguración del curso comenzó con una Eucaristía del Espíritu Santo presidida por el Vicerrector de la facultad, el Prior Provincial fr. Javier Carballo, y concelebrada por profesores de la Facultad y el delegado del obispo de Salamanca, y la presencia de un nutrido grupo de alumnos. Fr. Manuel Ángel Martinez se encargó de la homilía en la que habló de la verdad tal y como la habían entendido los griegos, los hebreos y finalmente los cristianos quienes encuentran en Jesucristo la verdad plena.
A continuación se pasó a la Sala Capitular de San Esteban donde se procedió al Acto Académico. Fr. Bernardo Cuesta leyó la memoria de las actividades de la Facultad en el curso 2009-2010. A continuación la Hna. Ascensión pronunció la lección inaugural titulada: "La obediencia y la libertad en la Orden de Predicadores: un proceso de identificación del ser humano y de reencuentro con Dios en el otro".
Resumen de la charla:
LA OBEDIENCIA Y LA LIBERTAD EN LA ORDEN DE PREDICADORES: UN PROCESO DE
IDENTIFICACIÓN DEL SER HUMANO Y DE REENCUENTRO CON DIOS EN EL OTRO
(Salamanca, 6 de octubre del 2010)
HUMBERTO DE ROMANS
La obediencia es el camino que me permite ser yo mismo y llevar al máximo de mis posibilidades humanas mi propia identidad, a pesar de los altibajos de mi propia historia, a pesar de todo lo que me tienta en la sociedad, a abandonar ese proyecto de Dios, para conmigo, sacando las fuerzas del abandono en el Padre, teniendo como modelo al Hijo y regulando mi andadura mediante la ley. ¿Qué soy y qué me gustaría ser? ¿Me favorece o me dificulta la sociedad mi proyecto de vida? ¿Cómo? ¿Me abandono en el Padre? ¿Quiénes son mis modelos de vida?
SANTO TOMÁS DE AQUINO
La obediencia es un medio para alcanzar la perfección, es decir, para llevar al ser humano a su máximo desarrollo, a través de su relación con los otros y sobre todo con su Creador, en cuya plena unión, imposible de conquistar totalmente en esta vida, alcanzará la plenitud de su ser, tomando como modelo a Jesús y renunciando a todo aquello que dificulta la unión. ¿Cuáles son las cosas que dificultan más mi unión con Dios? ¿Cómo me ayudan mis familiares, mis compañeros de trabajo y mis conocidos en el desarrollo de mi identidad? ¿Cómo les ayudo yo?
LACORDAIRE
El hombre es un ser en continuo movimiento, que desea unirse a su Creador, al cual descubre en la historia, en su propio interior y en su familia y sociedad y lo hace a través del amor, que le hace entrar y salir de sí mismo, dentro de un proceso de educación llamado obediencia. ¿Vivo centrado sólo en mí mismo o me abro a los demás? ¿Me agarro excesivamente a las tradiciones, por miedo a perder mi seguridad y a abrirme a lo desconocido, o por el contrario, me abro al futuro, según las nécésidadés de cada momento histórico? ¿Vivo en dinamismo o me estanco en posiciones establecidas, pensando que ya he alcanzado mi pleno desarrollo?
JANDEL
La obediencia consiste en el cumplimiento de la ley, la cual ha de ser nutrida por la vida espiritual y ayuda al ser humano a hacer frente a su propia debilidad, favoreciendo su unión con Dios y el desarrollo del ministerio apostólico y respondiendo a las necesidades del presente con vistas hacia el futuro. ¿La ley me esclaviza o me libera? ¿Me dejo arrastrar por rutinas o leyes que en el pasado tuvieron un sentido y ahora carecen del mismo? ¿Me cuesta que cambien las leyes? La ley me ha de ayudar a contemplar y a ir conociendo a Cristo en su totalidad.
LAS CONSTITUCIONES DE 1872
La obediencia es un instrumento a favor de la misión que realizar en la Iglesia, que parte de la predicación, para regresar en fin a la comunidad, buscando la gloria de Dios en la santificación personal y de los demás, contempladas en la oración y en el estudio y tomando como modelo a la Virgen. ¿Cómo cristiano que soy, me considero misionero? ¿Anuncio el Evangelio en solitario o como miembro de la comunidad a la que pertet ezco (religiosa, eclesial)? ¿A quién predico: a mí o a Dios? ¿Qué significa la Virgen en mi vida?
En definitiva, podemos concluir afirmando, que la obediencia es la expresión vital de la dimensión trascendental del ser humano, quien a través de la razón y la fe, se adentra en un proceso de identificación de su ser y de reencuentro con los demás. Este encuentra su inspiración y finalidad en la vida de Jesucristo y culmina en la unión con Dios, vivida dentro de una comunidad eclesial y realizada en consonancia con el propio carisma. Es la identidad misma de todo ser humano, cuyo nacimiento manifiesta la esperanza de Dios en los hombres.