Las beatificaciones de Tarragona, también una fiesta de la Familia Dominicana
15 de octubre de 2013Este fin de semana se ha celebrado en Tarragona la beatificación más grande de la historia de la Iglesia española. Nada más y nada menos que 522 nuevos beatos han sido proclamados por el Papa Francisco. De entre ellos dos eran dominicos: Fr. José M. González OP y Fr. Raimundo Joaquín Castaño OP. Es por ello que los dominicos españoles se han hecho presentes de una forma especial: en primer lugar Fr. Vito T. Gómez OP, Postulador General de las Causas de los Santos de la Orden de Predicadores; fr. Javier Carballo OP, Provincial de la provincia de España; fr. Jesús Díaz Sariego OP, su socio; y fr. Oscar Jesús Fernández OP, secretario de la provincia de España; fr. Francisco Femenía OP y fr. Rafael García OP, concelebraron en la Eucaristía del domingo y fr. Alejandro López OP participó en la procesión de las reliquias.
Pero no sólo, ni principalmente, fueron frailes los que se unieron a la celebración. La ciudad de Tarragona cuenta desde hace más de 325 años con una comunidad de hermanas dominicas de la Congregación de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción. Estas hermanas se dedican a la enseñanza desde su fundación, en aquel entonces, como beaterio, siendo una de las instituciones educativas más antiguas de la ciudad. Ellas fueron las que desplegaron toda su hospitalidad para acoger a los frailes y para hacerse presentes en los muchos actos que la ciudad ha organizado para las beatificaciones. Un buen número de ellas se hicieron presentes en la celebración de la Eucaristía y alguna, como la hermana Isabel Górriz, estuvo directamente implicada en el voluntariado que la hizo posible, llevando con ella a un grupo de alumnos del colegio.
Aunque entre un número tan grande de beatos la especificidad del carisma dominicano era difícil de destacar, en las predicaciones del Arzobispo de Tarragona, Mn. Jaume Pujol, en las vísperas solemnes del sábado y del Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en la Eucaristía del domingo, se pudieron escuchar palabras dedicadas específicamente al carisma de la vida religiosa. El Cardenal destacó como estos religiosos vivieron su conciencia de perseguidos con tranquilidad y confianza y como eran conscientes de ello en el momento de emitir sus votos. Por su lado el Arzobispo de Tarragona destacó que el culmen de la consagración religiosa es el martirio, como expresión de la unión más perfecta con Cristo. Ambos celebrantes pusieron un especial cuidado en resaltar el valor y futuro de la vida religiosa, así como su riqueza para el conjunto de la Iglesia.
Es desde esta perspectiva teológica y desde la más personal de la participación de nuestros hermanos y hermanas dominicas que se hizo presente la Orden de Predicadores de una forma especial en este gran evento de la Iglesia española. La ciudad de Tarragona fue la escogida por ser la que presentaba la causa más grande y por ser la sede de San Fructuoso, primer obispo mártir español del que conservamos las Actas de su Martirio. De esta manera el pasado y el presente se unían para recordar la memoria de los mártires. De igual manera dominicos y dominicas nos hemos unido estos días en dicha ciudad para compartir y celebrar con gozo nuestra fraternidad, y nuestros proyectos de vida. Deseamos que de esa unión y por la intercesión de los nuevos beatos podamos seguir creciendo en fraternidad y misión común.