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Nueva sesión de la Academia de Santo Tomás

3 de marzo de 2014

La observación de la parte más accesible del planeta nos revela que hay rocas que muestran deformaciones muchas veces espectaculares (plegamientos y fracturas). Los terremotos se deben a desplazamientos bruscos de rocas a lo largo de planos de fractura que producen vibraciones. Si tiene lugar en el fondo de un océano genera una onda que se desplaza a centenares de km/hora. La altura de la ola en mar abierto apenas es apreciable, pero a medida que se aproxima a la costa y hay menos profundidad reduce la velocidad y puede aumentar su altura en decenas de metros (maremotos, tsunamis).

En la parte superior del planeta se funden parcialmente las rocas bajo determinadas condiciones de presión y temperatura, llegando en ocasiones a la superficie y generando actividad volcánica. Las características del volcanismo van desde el volcán tranquilo (Hawai) al extremadamente violento (Krakatoa).

La distribución no homogénea del calor en el interior del planeta causa diferencias de densidad en los materiales y movimientos de convección, de modo que la parte más externa del manto terrestre se hunde en la más caliente y menos densa, tanto en océanos como bajo continentes. Este hundimiento es compensado por la apertura de grandes hendiduras debido a la expansión de los fondos oceánicos. Las cadenas montañosas son el resultado de choques de placas tectónicas (por ejemplo, la cordillera del Himalaya es fruto del choque India-Asia.

Puede generalizarse diciendo que todo el dinamismo terrestre es resultado del calor en el interior del planeta y subsiguientes variaciones de temperatura en diferentes zonas.
 

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