Presentación del libro «Sedientos de su Palabra»
5 de febrero de 2011El Acto estaba organizado por el curso de Comunicación y Predicación que se desarrolla en el convento de San Pedro Mártir de Madrid y por la Editorial San Esteban. El director del curso, fr. Cesar Valero, presentó el Acto y a quienes componían la mesa presidencial: el Cardenal D. Carlos Amigo, el presidente de turno de la Junta Ibérica de Provinciales fr. Esteban Pérez, el prior del convento fr. José Montero, y el director de la Editorial San Esteban fr. Ricardo de Luis.
Fue el Cardenal el primero en intervenir con una conferencia titulada: «Para que la Palabra llegue a vuestros corazones». Agradeció la invitación de la Orden de Predicadores para, juntos, hablar con Dios y de Dios, el secreto de la eficacia de Domingo de Guzmán.
Afirmó que vivimos momentos inquietud y perplejidad, y que la respuesta está en la Palabra de Dios. Contó la historia de aquel pueblo que estaba en sequía, los aljibes estaban vacíos. Se quejaban a Dios pidiéndole que enviase agua y el Señor les respondió: “No es que no llueva, es que los aljibes están agrietados”. El relativismo, la indiferencia, según las palabras del Cardenal, han agrietado los aljibes. No es que no tengamos la inspiración, el agua necesaria, lo que necesitamos es sellar nuestros aljibes. Tenemos el manantial de agua tan cerca, que rebosa abundancia. El manantial es la Palabra de Dios.
Las preocupaciones actuales, afirmó el Cardenal, tienen respuesta en la Palabra de Dios. Puso el ejemplo del relativismo que todo lo hace débil, que quita todo fundamento. Frente a él se sitúa la verdad. Por eso se hace necesario que los sabios hablen, porque si no, dejaremos llenar nuestras alforjas de lo insustancial. «Necesitamos sabios, teólogos, filósofos, intelectuales, necesitamos del concepto, de investigadores de la verdad. En la Iglesia, cuando ha habido sabios, ha habido santos», dijo el Cardenal Carlos Amigo. Necesitamos del estudio, para superar la superficialidad, y un estudio de la Palabra de Dios que supera el relativismo, el secularismo, el activismo, el fundamentalismo. «La Palabra cambia la indiferencia en interés, aislamiento en comunicación, insensibilidad en compromiso, la apatía en ilusión, la frialdad en amor encendido», en palabras de Cardenal.
Terminó su intervención agradeciendo a fr. Miguel de Burgos el regalo de su libro «Sedientos de su Palabra», que tendrá larga vida porque es un libro que no es sólo para tener sino para vivir, como pensaba Santo Domingo.
Fr. Ricardo de Luis explicó el proceso que llevó a la Editorial a publicar el libro de Miguel de Burgos. Los textos se publicaron inicialmente en la sección de predicación de la página dominicos.org, para ayudar a preparar la homilía y facilitar la comprensión de la Escritura. Se ha dado, en este caso, el proceso contrario a lo que es habitual en nuestros días, tomándose el material de internet para ser publicado y no lo contrario. El libro forma parte de la colección de materiales de la editorial San Esteban enfocado a la ayuda a la predicación en todos sus campos.
Intervino después Fr. Miguel de Burgos quien agradeció la presencia del Cardenal, pues fue en Sevilla y mientras D. Carlos era arzobispo de esa ciudad, donde y cuando se gestó ese libro. El libro nace para responder a la gracia de los orígenes: para lo que nació la Orden de Predicadores.
La predicación es necesaria, según las palabras de fr. Miguel, y necesario cambiar el modo de predicar. Es un pecado no predicar bien, no predicar según el carisma del Espíritu. Explicó que en su libro no ofrecía homilías, sino comentarios bíblicos imprescindibles para quien pretende preparar una homilía o una reflexión en torno a la Palabra.
Para finalizar y que los asistentes se hicieran una idea de lo que ofrecía en su libro, puso como ejemplo el Evangelio de la fiesta de la Presentación que se celebraba ese día. Una lectura del Evangelio que, como todas, nos desvela sorpresas, de las que fr. Miguel nos habló leyendo algún fragmento de su libro.
Finalmente tomó la palabra fr. Esteban Pérez, presidente de turno de la Junta Ibérica de Provinciales que agradeció a todos los que habían colaborado en la organización del Acto y a todos los que habían participado en él, así como a los asistentes.
Para adquirir el libro: Editorial San Esteban