Primera ordenación sacerdotal de un dominico en Uruguay
16 de abril de 2015Fr. Felipe Santiago Lugen OP, del Vicariato Regional de la Provincia de Aragón en América del Sur,fue ordenado sacerdote el Domingo 12 de abril en Montevideo, convirtiéndose en el primer dominico que recibe la ordenación sacerdotal en Uruguay.
Fr. Felipe, de 32 años de edad, oriundo de Paraguay, recibió la ordenación sacerdotal por imposición de manos y la oración consecratoria del Cardenal Daniel Sturla, siendo el primer sacerdote ordenado por el Arzobispo de Montevideo desde que fuera creado Cardenal en el Consistorio del 14 de Febrero de 2015. Concelebraron el Prior Regional del Vicariato Regional de la Provincia de Aragón en América del Sur, Fr. Rafael Colomé OP, los sacerdotes dominicos presentes en Uruguay así como Presbíteros amigos de los frailes pertenecientes a la Arquidiócesis de Montevideo.
La ordenación sacerdotal tuvo lugar en la Parroquia Santísima Trinidad ubicada en Camino Maldonado donde Fr. Felipe venía desarrollando su ministerio diaconal y que fue remozada para la ocasión. Acompañaron la emotiva ceremonia familiares del flamante sacerdote que viajaron desde Paraguay, amigos de Buenos Aires y Asunción, integrantes de la Familia Dominicana de Uruguay, compañeros de los colegios donde actualmente trabaja y miembros de las comunidades de las dos parroquias que los dominicos atienden en Montevideo.
Compasivo y feliz
En su homilía el Cardenal Sturla agradeció a Felipe, a la Orden y a su familia por haber querido celebrar esta ordenación “aquí en este tierra uruguaya”. “Nuestra tierra no es pródiga en vocaciones ni ordenaciones. Valoro y agradezco esta deferencia”, destacó el Pastor.
El Cardenal compartió brevemente el anhelo de ser sacerdote de Felipe y su búsqueda “hasta que por medio de una religiosa se acercó a la orden dominica, y fue a Asunción a compartir algunos días a una casa de la Orden”.
“Ahí con los frailes entre los que estaba el P. Jorge Franco, que falleció joven el año pasado y el P. Edgardo Quintana… le llamó la atención dos elementos de la vida de estos hermanos: los encontró hombres felices y…. hombres compasivos”, subrayó.
“Un hombre compasivo es alguien al que el otro le importa. Que se alegra de sus alegrías y que llora con sus tristezas….es un hombre misericordioso, que escucha, atiende, sana, perdona. No es un buenote, es un bueno. Que también se la juega cuando hay que hacerlo”, puntualizó el Arzobispo. Aludiendo a la característica de los frailes de hombres felices, el Cardenal aseguró que “alguien que se siente llamado por Dios y que se acerca en la vida de oración al Buen Dios no puede no ser feliz aún cuando le pese el dolor de los otros. Porque toda la realidad, aún en su crudeza, se transforma en un mundo donde el Reino de Dios está presente, donde la confianza en su poder vence las tinieblas del pecado y de la muerte, donde Él tiene la última Palabra”.
“Compasivo y feliz, así queremos Felipe que puedas vivir tu sacerdocio”, manifestó el Arzobispo.
El Cardenal le advirtió que “el sacerdocio no es un honor para ti ni para tu familia ni para tu orden", sino "un servicio que al unirte más a Cristo implica compartir aún más su vida de Hijo y Hermano. Te unes a Cristo, crucificado y resucitado, estás llamado a identificarte cada día más con Él". "No se trata de un esfuerzo humano, se trata de abrirte a su gracia, porque Él te da ese don”, precisó el Cardenal Sturla al tiempo que recordó que Felipe estaba recibiendo la ordenación en el Domingo de la Misericordia y que el Papa Francisco “ha convocado a un nuevo año jubilar, año santo de la misericordia. Año de la compasión, de la Iglesia que sale a buscar al alejado y que sana los corazones heridos.
Amar cada día más, reservando el corazón al único dueño
“El don del sacerdocio unido a tu consagración religiosa en la orden de predicadores, será tu forma de ser hombre, será tu forma de amar. Dejarás una huella positiva de tu paso por este mundo en cuanto sacerdote dominico, en la media en que ames cada día más”, le expresó el Arzobispo de Montevideo a Fr. Felipe y acotó que “un amor sacerdotal es un amor casto, que vive la amistad, pero no mendiga cariños humanos. Que se acerca al otro pero también sabe guardar la reserva de su corazón para su único dueño: el Señor”.
Por último, el Cardenal le recordó dos elementos de la tradición de la Orden: Enseñar lo contemplado y el Santo Rosario.
Aludiendo al primero de los elementos, el Arzobispo expresó que “para poder transmitir a Jesús deberás empaparte de Él, estar con Él” y respecto al Santo Rosario, que “según es tradición la misma Santísima Virgen entregó a Santo Domingo” le deseó que en su rezo encuentre la paz para afrontar los combates del camino.
Al culminar la Eucaristía, el ya sacerdote Felipe, agradeció a su familia, a sus formadores, a los frailes, a sus exalumnos, a sus compañeros de trabajo, a los que lo han acompañado en su camino y, en un gesto conmovedor para las asistentes, pero que es una tradición en su país, Paraguay, le pidió la bendición a su mamá mientras invitó a los presentes a orar por él en silencio.
Homilía completa del Cardenal Daniel Sturla
Fuente: CIDALC