El nuevo proyecto de oración y reflexión llamado, #Enoración, que nació el año 2018, tuvo, como tantas otras iniciativas, que sufrir el parón propio de la pandemia, por eso el haber vuelto a retomar este curso algo que todavía no tenía un suficiente recorrido en el tiempo hizo, por momentos, que el proyecto tuviese un futuro algo incierto. Sin embargo, el interés que vimos desde el primer encuentro, allá por octubre, con la ilusión de volver a lo presencial, sumado al formato equilibrado que hemos diseñamos entre la palabra (reflexión), el canto, las imágenes, sumada a la participación de estudiantes dominicos, nos hizo ver que la iniciativa, con un formato propio (y en la ciudad, novedoso): audiovisual, con transmisión en streaming, uniendo reflexión y oración, debía seguir.

  La última "mirada" del ciclo correspondió al tiempo pascual, el cual estamos viviendo, y se llamó: "Miradas de Resurrección", a cargo de la obra social "P. Damián" que lleva una comunidad de la congregación de los Sagrados Corazones, que trabaja con gente en la marginación y, ahora, también, acogiendo a familias ucranianas. ¿Por qué elegir una institución así? Simplemente porque queríamos conectar la experiencia fundamental del cristianismo: la resurrección con la vida, viéndola con los ojos de los que más sufren, mostrando que para ellos, los preferidos del Dios de Jesús, también hay futuro, gracias a gente buena que trabaja en su favor.

  Resucitar pero, "con los pies en la tierra", se convierte, entonces, en un un nuevo comienzo, y en este contexto, en una nueva posibilidad de vivir con dignidad, o como dijo la hermana Felipa: "Estamos celebrando la Pascua, el triunfo de la vida sobre la muerte, la Resurrección de Jesús, el crucificado, que vive entre nosotros, el “Hijo del Hombre que no tuvo dónde reclinar la cabeza” (cf. Lc 9,57-58; Mt 8,18-20). Nos unimos a los muchos, muchísimos hombres y mujeres en España y en todo el mundo que “no tienen dónde reclinar la cabeza” y deambulan en soledad como fantasmas, por nuestras calles y plazas. Invisibles a nuestros ojos y a nuestro corazón, cargando un bolso, una mochila, un carrito o una maleta, todo lo que tienen". Gracias a instituciones así, para ellos y para la sociedad en general hay todavía esperanza. Vayan nuestros agradecimientos a todos los que asistieron, trabajaron en estos meses en el proyecto y a todos los que en cada transmisión se conectaban, comentaban y oraban con nosotros, acercando las distancias que nos separan. ¡Hasta el próximo curso!