La comunidad de frailes del Real Convento de Predicadores de Valencia y el Estudiantado Interprovincial de la Junta Ibérica de Provincias de España, participaron en el Retiro de Adviento, del 30 de noviembre al 1 de diciembre. El retiro comenzó en silencio profundo, en actitud de escucha que implica silencio interior y exterior ya que el silencio nos permite acoger la Palabra de Dios. El retiro estuvo dirigido por Fray Gerardo Sánchez Mielgo.

Los temas para la reflexión fueron cuatro: Volver a las raíces evangélicas de la vida religiosa; Vivir la vida religiosa desde las bienaventuranzas; La vida comunitaria iluminada por el Evangelio y La Comunidad de vida se proyecta en la evangelización. Los frailes predicadores de España, estamos en un proceso de discernimiento sobre la posible unificación de las tres provincias dominicanas en una nueva provincia. Por ello, en el retiro se reflexionó como Jesús nos hace responsables y corresponsables, para crecer en libertad desde la corresponsabilidad.

El tiempo de adviento es una oportunidad para volver a las raíces evangélicas de la vida religiosa. El centro de nuestra misión como frailes predicadores es la Palabra de Dios revelada en Jesús. Santo Domingo de Guzmán, quiso una orden de la libertad, de la alegría, de la predicación positiva ya que Jesús nos libero de la muerte y nos dio vida; el anuncio de esta buena noticia nos motiva a estar alegres en la esperanza.

Jesús en las bienaventuranzas, llama felices a los que escuchan la Palabra de Dios, dichosos los que dan sin esperar recompensa, los no violentos y los misericordiosos. Ante este mensaje, Domingo de Guzmán quiso reproducir y renovar el programa de vida en común de los hechos de los apóstoles. Los que acogieron el mensaje apostólico formaron un grupo, una nueva familia: ¿qué hacían? Eran asiduos en la enseñanza apostólica, en el compartir, asiduos a la fracción del pan y la oración común, ¿cómo queremos que sea una comunidad de frailes dominicos?

El encuentro, la vida comunitaria es la base de nuestra actividad apostólica. En las comunidades dominicanas estamos invitados a vivir unánimemente, no buscamos la uniformidad porque no es evangélica. ¿A qué somos llamados los dominicos? A proclamar una paradoja desconcertante: Jesús se congratula con todos y especialmente con los pobres, afligidos y perseguidos. ¿Qué estás dispuesto a renunciar por el bien de la comunidad? Y te diré cómo quieres.