No nos conocíamos pero en seguida encontramos afinidad entre nosotros. Las monjas nos abrieron las puertas de su casa donde pudimos apreciar la tranquilidad que se respiraba para ir poco a poco trabajando tres fichas sobre el conocimiento de uno mismo, las imágenes de Dios y la llamada de Jesús. Hubo tiempo para la reflexión personal y compartida, el silencio, la oración y el almuerzo fraterno hecho con sencillez bajo el sol de Canarias. Al final de la tarde nos acompañó Fr. Alexis González que fue invitado a venir desde Candelaria para compartir su testimonio vocacional. El retiro supo a poco y nos dejó con ganas de continuar teniendo momentos como los que vivimos el pasado martes santo. Que se repita.