Segunda sesión de las Conversaciones de San Esteban
18 de noviembre de 2010El centro de la vida cristiana remite a Jesús de Nazaret que empeño su vida para hacer presente en la historia la “santidad de Dios”. Y lo hizo a través de lo que se puede denominar la “hospitalidad mesiánica”. Jesús renunció a reivindicarse y afirmarse a sí mismo. De este modo abría un espacio de acogida para las personas que se le acercaban. Esa acogida provocaba el surgimiento de una nueva identidad, el reconocimiento de Jesús como Señor y la confianza en la vida, es decir, la fe. Esta manera de entender la vida de Jesús es una de las conclusiones a las que llegaba el dominico y profesor de la Facultad San Esteban, Ricardo de Luis Carballada. En su intervención en la segunda sesión de las conversaciones de San Esteban recurría a la categoría estética de “estilo” para pensar de nuevo la identidad cristiana.
El quicio de la identidad cristiana no es sólo de carácter doctrinal. Ésta remite a un acontecimiento que tiene lugar en la vida de Jesús: la irrupción de la santidad de Dios. Ante el numeroso público asistente indicaba que el cristianismo atraviesa en Europa una “crisis de autenticidad”. Esta expresión no se refiere al grado de sinceridad y profundidad que tienen los creyentes en su vida de fe. Se trata sobre todo de la dificultad en presentar la experiencia cristiana en expresiones que sean capaces de influir en la configuración cultural de nuestra época.