Yo tengo un hábito, blanco como una vida que empieza…
21 de octubre de 2019El 19 de octubre tuvo lugar en el convento de Santo Tomás de Sevilla la ‘Toma de hábito’ de los novicios: Fr. Ariel Herrera Borges, Fr. Lidio Rafael Barreto Samudio, Fr. José Enrique Pacheco Vidal y Fr. Santiago Zárate González, de la Provincia de Hispania en los vicariatos provinciales Antón Montesino y Pedro de Córdoba. Fr. Carlos Alejandro Alonso de León, Fr. Henry Arnulfo Cruz Martínez y Fr. Guido José Torre Gannown, de la Provincia de ‘San Vicente Ferrer-Centroamérica’.
La celebración fue presidida por el prior provincial, Fr. Jesús Díaz Sariego y concelebrada por los miembros de la comunidad de Santo Tomás. Los novicios también fueron acompañados por algunos frailes procedentes de Madrid y de Valencia estrechamente vinculados a la Orden en América Latina y el Caribe y, cómo no, a los dos vicariatos provinciales. Participaron en la celebración varios miembros de la Familia Dominicana: hermanas contemplativas, lacios dominicos de las Fraternidades de Sevilla, religiosas dominicas del Santísimo Sacramento y un sacerdote de la Fraternidad Sacerdotal.
El Prior Provincial se preguntaba en su homilía: ¿Por qué los frailes predicadores son identificados en su historia por el uso de un modo de vestir determinado, de un hábito blanco y negro? Buscó en el conocido poema de Fr. José Mª Guervós Hoyos, Yo tengo un hábito blanco, alguna respuesta. No en vano, en dicho poema se exclama con fuerza poética ¡Que meditación tan honda mi cuerpo sobre sí lleva!
Fr. Jesús quiso meditar sobre el hábito que nos identifica para resaltar la dimensión misionera y evangelizadora de los frailes predicadores y nuestro compromiso orante con los que más sufren. La austeridad de nuestro hábito nos recuerda la sencillez de una vida que encuentra su fuerza en Dios, en los demás y en uno mismo.
Después de la eucaristía tuvimos ocasión de compartir con los novicios la alegría de reforzar su filiación a la Orden, al portar el hábito de Santo Domingo. En la celebración de la ‘Toma de hábito’ se nos recuerda nuestro singo de consagración, al despojarnos del hombre viejo y sus acciones y revestirse del hombre nuevo, creado conforme a Dios en justicia y santidad verdaderas.
He aquí el poema completo:
Yo tengo un hábito, blanco
como una vida que empieza
y, como un grito de muerte,
lo cubre una capa negra…
Y es perfecto, que la mirarlo,
vida y muerte se recuerdan
y vida y muerte se hermanan
y se amigan y se besan.
Y no es ya la muerte signo
de terrores y tristezas,
no es ya ni muerte tan sólo,
que es ¡puerta de vida eterna!
Yo tengo un hábito blanco
como una vida que empieza,
que por amor a la muerte
se cubre con capa negra…
Vida y muerte de la mano
juntas por la misma senda…
¡Que meditación tan honda
mi cuerpo sobre sí lleva!
La muerte, con sus abismos…
La vida, con sus promesas…
Blanco es el hábito mío
lo mismo que la azucena.
Y negro como la noche
de huracanes y tormentas.
Blanco, como la sonrisa.
Negro, coo la tristeza.
Blanco como la alegría
y negro como la pena.
Blanco, como nieve virgen.
Negro, como la ilusión muerta.
Es blanco como la luna
y su cortejo de estrellas,
es negro como los vientos
gritando entre ramas secas…
Es blanco como la espuma
que el mar regala a la arena…
Es negro como el pecado,
-signo y cruz de penitencia-,
es blanco como la fe,
blanco como la pureza,
y porque quiso María,
-bendita Madre- que fuera,
es: ¡blanco como la Hostia
que el cuerpo del Hijo encierra!...
¡Qué meditación más honda
mi cuerpo sobre sí lleva!...
La vida y la muerte juntas
como alegres compañeras,
¡qué prodigio de equilibrio
y que lección de prudencia!
Negro y blanco, muerte y vida
seguiréis siendo en la tierra,
pero en el cielo seréis
negro y blanco, ¡vida eterna!...